El abandono de los montes y el cambio climático auguran un escenario preocupante para nuestros bosques, que sufrirán grandes incendios forestales (GIF) con cada vez más frecuencia e intensidad. Es el principal mensaje que lanza este año WWF con su informe de incendios, en el que se recuerda que sólo será posible evitar el impacto de los incendios más devastadores si las administraciones apuestan por la recuperación del uso de los montes.
El informe, titulado 'Bosques listos para arder', recuerda también que un reciente informe del Tribunal Europeo de Cuentas, publicado en febrero de 2015, más del 80 por ciento de los 1.550 millones de euros de los fondos de desarrollo rural –FEADER- invertidos en prevención de incendios no se han gestionado adecuadamente por no estar bien orientados. Por ello, WWF lamenta que pese al potencial de los Programas de Desarrollo Rural, que se espera que estén dotados con unos 150 millones de euros anuales para medidas forestales, las comunidades autónomas siguen apostando por más de lo mismo: acondicionamiento de pistas forestales, cortafuegos, puntos de agua para la extinción, etc.
Aun así destaca casos de éxito que han revitalizado los montes, generando oportunidades de desarrollo rural y previniendo los incendios. Proyectos de recuperación de usos tradicionales del medio forestal como la trashumancia o los Montes de Socios demuestran que es posible devolver la vida y la riqueza a las zonas rurales más olvidadas. Para WWF, es fundamental que las comunidades autónomas rediseñen sus estrategias de prevención de incendios, apostando por el desarrollo de este tipo de iniciativas.
La organización conservacionista habla de 'batallas perdidas' contra los incendios, pese a la reducción del total de incendios y de la superficie afectada. Entre 2005 y 2014 ardieron de media 107.300 hectáreas al año en España, un 10 por ciento menos que la década anterior y un 58 por ciento menos que hace dos décadas; pero el mayor problema por resolver son los grandes incendios forestales (GIF). Y es que entre 2004 y 2014 cada GIF quemó una media de 1.700 hectáreas, 380 más que en la década anterior. Según alerta WWF, estos grandes incendios virulentos e ingobernables seguirán cobrando protagonismo si las administraciones no apuestan por hacer los bosques más resistentes a las llamas.
En el análisis no hay que olvidar la labor del cambio climático, que trae aparejado el aumento de la temperatura y de las condiciones climáticas extremas que favorecen los incendios. Algo que, según WWF, «unido al escenario actual de abandono de los montes, estamos ante un cóctel letal para nuestros bosques». Hay una relación clara entre las condiciones meteorológicas y el impacto de los grandes incendios: 1994, 2002, 2005 y 2012 fueron años de especial adversidad climática para la Agencia Estatal de Meteorología, y se batieron récords en cuanto a GIF y superficie afectada. En ese sentido, WWF señala que los buenos datos de incendios de 2013 y 2014 son sólo un espejismo causado por las benignas condiciones meteorológicas. Los datos indican también que detrás del 96 por ciento de los incendios está la mano del ser humano, mientras que el 55 por ciento se originan de forma intencionada.
Lourdes Hernández, autora del informe y experta en incendios de WWF, ha explicado que la prioridad de las administraciones públicas está en la extinción de los incendios (64 por ciento del presupuesto del Gobierno español entre 2001 y 2013) y no en la prevención (23 por ciento) y la restauración de los montes (13 por ciento), y no se han identificado las zonas de alto riesgo de incendios. «La prevención no puede ser concebida como un gasto, sino como una inversión de futuro», sostiene la experta.
Polémica nueva Ley de Montes
La nueva Ley de Montes ha despertado mucha polémica porque permitirá, en determinadas circunstancias, podrá recalificar el suelo tras un incendio forestal. Hasta ahora había que esperar 30 años. Los matices los explicó la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina: «Cuando se den razones imperiosas de interés público de primer orden».
Además de este peligro, la nueva legislación no ofrece soluciones sustanciales a las dos asignaturas pendientes del monte: su gestión y el desarrollo rural de las regiones forestales, según esta organización. WWF alerta de que pone en peligro la propiedad forestal colectiva vinculada al origen vecinal y deja pasar la oportunidad de blindar los Montes de Utilidad Pública y los privados protectores frente al avance del ladrillo.