Las críticas llegan desde varios frentes y están bien argumentadas. Ser comisario europeo da prestigio y buen conocimiento de los entresijos del área en el que se trabaja. Ser ex comisario europeo es una buena oportunidad de poner esos conocimientos al servicio del sector privado interesado y recibir buenos sueldos.
Eso es lo que han hecho varios ex comisarios y lo que denuncia la eurodiputada conservadora alemana, Ingeborg Graessle, quien pide a la Comisión un nuevo código de conducta y amenaza con boicotear junto al resto de parlamentarios el próximo presupuesto de la UE. La ONG Alter-EU pide también con urgencia esa reforma de la que ya el presidente Barroso ha tomado nota y plantea revisar las normas éticas del colegio de comisarios.
El pasado mes de julio, Corporate Europe Observatory, una organización que vigila la falta de transparencia en la UE, denunció que el ex comisario de Pesca y Asuntos Marítimos, el maltés Joe Borg, tuviera relación con la consultoría Fipra sobre los temas que fueron de su competencia .
Pero hay mucho más. Según euobserver.com, seis de los trece comisarios que dejaron sus cargos este año trabajan ya en el sector privado, aunque sin una relación tan evidente y directa con los asuntos que trataron cuando estaban en la Comisión. Guenther Verheugen, que fue comisario de Industria, trabaja para el Royal Bank of Scotland, el lobby Fleishman Hillard y para la Turkish Union of Chambers and Commodity Exchanges. El irlandés Charlie McCreevy, ex comisario de Mercado Interior está ahora en Ryanair. El belga Louis Michel, antes comisario de Desarrollo trabaja para la empresa crediticia Credimo. La austriaca Benita Ferrero-Waldner, ex comisaria de Exteriores está con la empresa Munich Re y la búlgara Meglena Kuneva trabaja para el banco francés BNP Parisbas.
Formalmente todo el correcto y nadie puede impedir a un comisario reemprender su carrera profesional cuando deja el cargo, pero éticamente a muchos les parece inaceptable que eso ocurra. Algunos europarlamentarios y ONG piden que haya un plazo mínimo de dos años hasta que un ex comisario pueda entrar a formar parte de una sociedad privada.
Desde la propia Comisión se defienden argumentando que es la única institución comunitaria que actualmente tiene un código de conducta y no parece serio que se les critique por su poca transparencia cuando hay miembros del parlamento que han tenido importantes puestos en el sector privado en el pasado. euroXpress