Francia y Alemania pedirán explicaciones a Obama en Estados Unidos del espionaje telefónico a los líderes políticos. Los otros países de la Unión pueden unirse a la iniciativa, aunque todavía se lo están pensando. El Consejo europeo de esta semana era uno más de «trámite» en el que se iba a tratar la inmigración y la economía digital como temas centrales... hasta que Angela Merkel tuvo constancia de que Estados Unidos había espiado sus conversaciones telefónicas.
Para Alemania el tema del espionaje a los ciudadanos es un tema muy sensible. No pueden olvidar a los espías de la Stasi, la policía secreta en tiempos de la República Democrática de Alemania.
La canciller alemana, Angela Merkel, ya se enfadó cuando Edward Snowden reveló las escuchas masivas llevadas a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA), pero su paciencia ha llegado al límite esta semana cuando se ha enterado de que su teléfono móvil también había sido 'pinchado'.
No es ella sola, el jefe del Partido Socialdemócrata alemán, Sigmar Gabriel, que negocia una gran coalición de gobierno con el partido de Merkel, ha llegado a cuestionar la continuidad de las negociaciones para el tratado de libre comercio entre la UE y EE.UU., que tiene a Alemania como principal valedora.
Merkel llegó al Consejo europeo este jueves dispuesta a discutirlo con sus homólogos. En primer lugar ha celebrado un encuentro bilateral con el presidente francés, François Hollande, con ese único tema encima de la mesa.
Hollande, cuyo país ha sido objeto de espionaje aunque no hay constancia de que él personalmente haya sido 'escuchado', ha hablado personalmente con Barack Obama del tema y, al igual que Merkel, ha llamado a consultas al embajador estadounidense.
Los dos mandatarios europeos han decidido llevar a cabo en Washington conversaciones directas sobre el asunto antes de fin de año, según ha informado el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al finalizar la primera jornada de la cumbre de Bruselas.
Según Van Rompuy, más países de la Unión podrían sumarse a la iniciativa, dirigida a evitar «este tipo de incidentes» que el primer ministro belga, Elio di Rupo, uno de los pocos que se han manifestado, ha definido como «inaceptables». «No podemos aceptar de nadie este espionaje sistemático y habrá que tomar medidas», ha asegurado y ha añadido que su país se unirá a la iniciativa de Francia y Alemania.
No todos los mandatarios europeos están de acuerdo o al menos no lo dicen en voz alta. Muchos países consideran que se trata de asuntos bilaterales y que la UE no es el ámbito para discutirlo. El premier británico James Cameron, que no está seguro de que su propia seguridad no haya espiado a su vez entre otros a Italia, prefiere callar.
Una fuente del gobierno de España dijo en Bruselas que es un tema «de seguridad nacional» y el presidente Rajoy ha preferido no pronunciarse hasta ahora, aunque entre los espiados podría haber miembros de su gobierno según los documentos filtrados por Edward Snowden.
Sin embargo en la UE sí opinan. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ha advertido del «totalitarismo» al que puede llegar un país cuando un «Estado utiliza su poder de manera intrusiva en la vidad de la gente».
Desde los primeros tiempos de Internet, cuando todavía no se vislumbraba que podría abarcar todos los ámbitos de la vida privada, la Comisión tiene elaborado un proyecto para modificar la legislación sobre protección de datos personales como recordaba este jueves la vicepresidenta y comisaria de Justicia, Viviane Reding, que pedía a los miembros del Consejo que lo aprueben para la primavera de 2014 lo más tarde.
La indignación se hacía patente este jueves en el pleno del Parlamento Europeo donde se reclamaba la suspensión del acuerdo SWIFT, de transferencia de datos bancarios con Estados Unidos en el marco de la lucha antiterrorista. Aunque la suspensión de ese acuerdo necesitaría la firma de los veintiocho.
El presidente del Parlamento, Martin Schulz, dijo este jueves que es hora de hacer «una pausa para la reflexión». Guy Verhofsttadt, exprimer ministro belga y líder de los liberales en el Parlamento Europeo, opinaba este miércoles que «Europa no puede aceptar que se esté accediendo a los datos de los particulares sin que nadie lo sepa».
Por su parte Jan Philipp Albrecht, de los Verdes, decía indignado que «la UE no puede permanecer en silencio frente a estas revelaciones (el espionaje telefónico): da la impresión de que somos poco más que un perro faldero de los Estados Unidos».