La estrategia cuenta con 18.000 millones de euros destinados a innovación y 2.400 millones de euros para las PYME. Casi cuatro de cada diez europeos pondrían una empresa si pudieran, no lo hacen porque los tiempos se han puesto muy difíciles y les asusta a unos, la posibilidad de quebrar o de encontrarse con ingresos irregulares y a los españoles, sobre todo, el miedo a perder su casa o alguna otra propiedad.
A pesar de los temores hay muchos que todavía se convertirían en su propio jefe, impulsados por las perspectivas de independencia personal, de mayores ingresos, por la libertad de elegir el lugar y el tiempo de trabajo.
Pero el autoempleo ha de enfrentarse con muchas complejidades administrativas todavía en Europa lo dice el comisario de industria, Antonio Tajani, que está dispuesto a allanar el camino. La Comisión propone una legislación en la que serán mucho más sencillos todos los engorrosos requisitos de autenticación de documentos para que las PYME puedan trabajar con más facilidad en el mercado interior.
Va a establecer un grupo de trabajo para evaluar las necesidades específicas de los empresarios de profesiones liberales en relación con la simplificación, la internacionalización o el acceso a la financiación.
Pero es fundamental que los políticos de los Estados miembros hagan lo posible por fomentar la cultura del empresariado y eliminen los obstáculos.
El plan que ha presentado esta semana la Comisión Europea, hace hincapié en el papel clave que tienen la educación y la formación para fomentar en los jóvenes el espíritu empresarial.
Según la Comisión Europea entre el 15 y el 20 por ciento de los alumnos en cuyos colegios se hacen simulaciones de crear pequeñas empresas lo harán cuando terminen sus estudios. Por eso anima a los Estados miembro a que incluyan en los estudios obligatorios programas para promover el espíritu emprendedor.
Otro punto importante de la estrategia europea es hacer más fácil el acceso a la financiación. Los gobiernos nacionales deben asignar una parte mayor de los Fondos Estructurales a los programas de microcréditos para nuevas empresas. Además se podrá financiar mediante bonos, financiación colectiva y ángeles inversores.
Los gobiernos deberán también hacer que la administración tributaria sea más favorable para las nuevas empresas. Promover la coordinación fiscal para garantizar que las inconsistencias en el tratamiento fiscal no dan lugar a una doble imposición u otras prácticas fiscales perjudiciales que obstaculizan empresas transfronterizas y las inversiones en otros países de capital riesgo.
Poner en práctica a partir de 2013, la opción que se ofrece a las empresas pequeñas de un régimen de contabilidad de caja para el IVA. Adoptar medidas de apoyo a la comercialización de proyectos de innovación, investigación y desarrollo, teniendo en cuenta los problemas especiales de las empresas de reciente creación.
Considerar la opción de que los propietarios de nuevas empresas puedan solicitar ajustes de los calendarios de pago de las contribuciones sociales.
Sacar el mayor partido posible del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural para la creación de empresas y el desarrollo de esquemas de intercambio profesional de los empresarios y visitas a granjas.
La falta de recursos y experiencia hace que hasta el 50 por ciento de las nuevas empresas fracasen en los primeros cinco años. En la UE ese fracaso significa la práctica descalificación del empresario que en la mayor parte de los casos no ha tenido la culpa. Sin embargo ha acumulado una experiencia y un conocimiento que hará que si vuelve a crear otra compañía esta vez su éxito sea más duradero. Bruselas quiere apoyar a los empresarios en esa delicada fase y ayudarles a volver al trabajo.
Las PYME crecen dos o tres veces más deprisa si utilizan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Intensificará el apoyo a las empresas emergentes basadas en internet y mejorará las competencias de las que ya lo utilizan y ayudará a modernizar las más tradicionales.
Facilitar las transferencias de la propiedad de las empresas. Cada año unas 450.000 que tienen unos 2 millones de trabajadores cambia de manos en toda Europa. Se deben eliminar las muchas trabas que tienen estas operaciones con la consiguiente pérdida de compañías y trabajadores.
Promover el espíritu emprendedor de las mujeres. En la UE solo el 34,4 por ciento de los trabajadores por cuenta propia son mujeres, necesitan más apoyo, así como las personas mayores, los inmigrantes y los parados todos potenciales emprendedores.
En cuanto a los jóvenes los Estados miembros deberían proporcionar módulos de aprendizaje en los sistemas de garantía de la juventud.