«La reforma laboral que acaba de aprobarse no es la que hubiéramos deseado los empresarios madrileños, pero valoramos las nuevas medidas que flexibilizan las relaciones laborales en España», ha señalado Juan Pablo Lázaro, vicepresidente de CEIM. «Pone las bases para que, cuando se reactive la economía, los empresarios volvamos a crear puestos de trabajo».
Juan Pablo Lázaro también se ha lamentado del tiempo perdido en España para haber reformado la legislación laboral en su momento y haber evitado el elevado índice de paro que sufre el país en la actualidad. «Las organizaciones empresariales y sindicales, junto con los diferentes gobiernos de la nación, hemos sido incapaces durante treinta años de llegar a acuerdos de calado en materia laboral», ha denunciado Lázaro. «Se produjeron tímidos avances en el uso de la temporalidad o la bajísima utilización del contrato a tiempo parcial, pero muchas veces se concluían acuerdos en los que cambiábamos todo para que todo siguiera igual».
El vicepresidente de CEIM ha hecho estas declaraciones durante su intervención en un encuentro del Observatorio Colón. Lázaro ha estado acompañado por Francisco Aranda, presidente de la Comisión de Relaciones Laborales de la patronal madrileña.
El Observatorio es una iniciativa de la consultora especializada en gestión de capital humano PeopleMatters. Es un foro que reúne a los directivos de Recursos Humanos de las principales empresas españolas y de multinacionales con intereses en España.
Tres importantes novedades
Sobre la reciente reforma laboral, Juan Pablo Lázaro ha destacado tres novedades:
- El contrato de apoyo a los emprendedores, nueva modalidad de duración indefinida, dirigida exclusivamente a pymes y autónomos, que incentiva la contratación de jóvenes menores de 30 años y parados de larga duración mayores de 45. Esto, a su juicio, «facilitará que los emprendedores arriesguen e inviertan».
- la desaparición de la autorización administrativa previa para las regulaciones de empleo, «una tutela pública que complicaba ajustar el organigrama de la empresa a su realidad cotidiana».
- el reconocimiento como derecho individual de los trabajadores a 20 horas anuales de formación profesional, tratado como permiso retribuido por la empresa. «La formación ha de estar vinculada al puesto de trabajo y la concreción de fechas de disfrute debe pactarse con el empresario», ha recordado Lázaro.
Asuntos pendientes
Respecto a las cuestiones que aún no se han resuelto con la reforma laboral, el vicepresidente de CEIM se ha referido a cuatro cuestiones:
- los criterios económicos que permiten a las compañías acudir al ERE (Expediente de Regulación de Empleo) son demasiado genéricos, «de manera que los Tribunales anulan muchos ERE's que habrían permitido la viabilidad empresarial».
- la necesidad de flexibilizar algunos aspectos del contrato para la formación, posibilitando su utilización durante más tiempo, «siempre con el objetivo de que los jóvenes accedan a su primer empleo. Estas rigideces hacen difícil que las pymes lo puedan asumir».
- el absentismo, que ha calificado de «verdadera lacra laboral». Ha insistido en la necesidad «de que las Mutuas tengan la facultad de dar el alta a efectos económicos».
- la urgencia de dotar de un marco más flexible a las pymes y autónomos. «La Ley sigue exigiendo los mismos trámites para reducir la jornada de un empleado a una microempresa que a una multinacional», ha señalado como ejemplo. Y ha lamentado la carencia de medidas de reducción de cotizaciones sociales para las pymes que mantienen el empleo, no sólo para los emprendedores.
Evitar despidos
El vicepresidente de CEIM también ha recordado que «las empresas españolas se encontraron en plena crisis una legislación laboral inamovible ante los ajustes necesarios por la caída de la actividad», lo que ha motivado «que se haya utilizado tanto la extinción de la relación laboral».
«Valoramos positivamente -ha explicado- una reforma que favorece la utilización de vías alternativas al despido y la viabilidad de la empresa flexibilizando instrumentos como la suspensión temporal de contratos, la modificación de jornada, la vinculación de salarios y productividad, el descuelgue del convenio, etc. El despido ha de ser el último recurso, no el primero, como ocurría antes de la reforma. El objetivo compartido por todos es salvar el empleo; ningún empresario encuentra satisfacción en un despido».
Otro aspecto que ha señalado es que la reforma laboral «introduce mecanismos suficientes para que mantener la plantilla en España no sea más caro que en el resto de Europa».
En este sentido, Lázaro ha resaltado que la indemnización por despido en España es la más elevada en la Unión Europea y que uno de los principales problemas que han tenido que afrontar los empresarios españoles en las relaciones laborales ha sido la indefinición de las causas objetivas del despido. «En pleno desplome de la actividad económica, ocho de cada 10 despidos fueron calificados por el propio empresario como improcedentes, por el temor a que los tribunales así lo reconocieran y aumentasen los costes».
También ha destacado que la reforma laboral haya extendido la posibilidad del despido objetivo en aquellas empresas en crisis que tratan de continuar con su actividad, acomodando los costes laborales a la decreciente demanda de servicios o productos; la extensión de la indemnización de 33 días y la desaparición de los salarios de tramitación. «Se trata de acomodar nuestro ordenamiento laboral al de los países de nuestro entorno, de forma que mejore nuestra competitividad», ha indicado el vicepresidente de CEIM.