Cada célula produce y exporta moléculas, un ejemplo es la insulina que se fabrica y se libera en la sangre o las señales de los neurotransmisores que las células nerviosas pasan de unas a otras. El transporte se hace en pequeñas bolsas llamadas vesículas.
Los tres investigadores premiados con el Nobel de medicina han descubierto los «principios moleculares que gobiernan cómo las vesículas entregan su carga en el lugar correcto y en el momento debido».
Una perfecta coordinación
Schekman descubrió el conjunto de genes que se requieren para el tráfico de vesículas. James Rothman la proteína que permite a las vesículas que se fusionen con sus objetivos para permitir la transferencia de carga y Thomas Südhof cómo las señales instruyen vesículas para que estas liberen su carga con precisión.
La alteración de este sistema tan complejo repercute en el organismo en forma de enfermedades neurológicas, diabetes o trastornos inmunológicos.
¿En serio?
Esa fue la pregunta de Thomas C. Südhof cuando Adam Smith, de prensa del comité del Nobel de medicina, le llamó por teléfono para comunicarle que le habían otorgado el galardón.
El profesor Südhof conducía un coche de alquiler hacia la localidad española de Baeza donde por la tarde debía dar una charla en un taller de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
Por su parte, el profesor Rothman se declaró conmocionado y sorprendido y Schekman, a quien le despertó la llamada del Nobel, no cesaba de repetir «Oh, Dios mío, Oh, Dios mío», mientras bailaba con su esposa por su casa.