Análisis de Stephen Leahy
UXBRIDGE, Canadá, (IPS) - Los líderes mundiales se reunirán la semana próxima en la ciudad sudafricana de Durban para tratar de resolver el problema de limitar el calentamiento del planeta a dos grados. Para respetar ese tope, las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), causantes del cambio climático, no deberían sobrepasar los 660.000 millones de toneladas de aquí a 2050, explican los científicos.
Sin embargo, al ritmo actual, el límite se superará antes de 2025.
Después de 17 años de conversaciones, los 194 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) no han logrado frenar el aumento de las emisiones de carbono.
En Durban, entre el 29 de este mes y el 9 de diciembre, se retomarán unas negociaciones que se han vuelto cada vez más complejas, atascadas por acusaciones políticas y discusiones sobre financiación. Nadie cree que la situación pueda cambiar en un plazo no muy largo.
Se necesitan cambios radicales
La oportunidad para controlar las emisiones de carbono y mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados se esfuma rápidamente. Ha llegado el momento de adoptar enfoques no convencionales, sostiene Mutsuyoshi Nishimura, embajador y exnegociador de Japón.
Nishimura propone un cambio de juego, basado en un acuerdo explícito para fijar un tope de 660.000 millones de toneladas en las emisiones globales de CO2 entre 2010 y 2050.
Ese presupuesto de carbono sería luego subastado según el principio de que el que contamina paga, comenzando por 25 dólares la tonelada, para financiar nuevas tecnologías y los esfuerzos de adaptación al cambio climático de los países en desarrollo.
«Todas las empresas contaminantes del mundo deberían comprar permisos correspondientes a la cantidad de CO2 que emiten», dijo Nishimura a IPS.
Este enfoque evitaría el estancamiento de las negociaciones causados por acusaciones mutuas de quién debe dar el primer paso en la reducción de emisiones.
China, el mayor emisor de dióxido de carbono del planeta, se niega a someterse a cualquier límite hasta que no lo haga primero Estados Unidos, país que le sigue entre los más contaminantes. Washington, por el contrario, quiere que Beijing sea quien actúe primero.
«Lo haríamos (aceptar compromisos vinculantes sobre emisiones) si todas las grandes economías lo hicieran . Así que, en ese sentido, necesitaríamos ver que otros se ponen en marcha», dijo en conferencia de prensa el 22 de este mes el enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático, Todd Stern.
La propuesta de Nishimura se basa en un principio bien claro: o las empresas compran permisos para emitir CO2 o dejan de contaminar. Es simple y podría funcionar.
Científicamente óptimo, políticamente difícil
Científicos climáticos contactados por IPS coincidieron en que un presupuesto de carbono de 660.000 millones de toneladas sería la mejor opción si los países estuvieran realmente decididos a mantener el calentamiento global en menos de dos grados.
«Desde una perspectiva científica, eso nos daría el 75 por ciento de probabilidades de permanecer por debajo de los dos grados», dijo Malte Meinshausen, del alemán Instituto de Potsdam para el Cambio Climático .
Los análisis de Meinshausen fueron de los primeros en determinar qué cantidad de carbono era necesaria para limitar el calentamiento del planeta en dos grados.
El cálculo de 660.000 millones de toneladas puede parecer alto, pero no lo es tanto si se considera el nivel de las emisiones anuales.
En 2010, por ejemplo, la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento liberaron 33.500 millones de toneladas a la atmósfera, según un estudio del Centro de Análisis de Información sobre Dióxido de Carbono, del Departamento de Energía de Estados Unidos.
Si todo sigue igual, unas 227.000 millones de toneladas más serán liberadas a la atmósfera para 2015. Esto significaría que, en apenas cinco años, se cubriría más de un tercio del presupuesto de carbono necesario para mantener en menos de dos grados el recalentamiento del planeta.
Es improbable que las próximas negociaciones cambien el curso actual. China no aceptará la idea de poner límite a sus emisiones antes de 2015, opinó Alden Meyer, director de estrategias y políticas de la Unión de Científicos Comprometidos.
Pero aun cuando China aceptara se necesitarían significativos cambios también en la política de Estados Unidos, añadió. «Sobre la mesa de Durban no se pondrá ningún tope a discusión, no importa lo que diga la ciencia», nos dijo.
Tampoco estará la idea de una subasta mundial de derechos de emisión, señaló Meyer, que simpatiza con la propuesta de Nishimura.
En el debate también está presente el tema de las emisiones «históricas». El cambio climático es consecuencia de la suma de todas las emisiones causadas por la actividad humana, y el CO2 puede permanecer en la atmósfera durante siglos. Parte del fenómeno actual está provocado por las emisiones de carbono que se hicieron hace 100 años.
Entre 1900 y 2008, Estados Unidos liberó a la atmósfera alrededor de 337.000 millones de toneladas de CO2, mucho más que cualquier otro país. China emitió unos 117.000 millones en el mismo periodo.
Nishimura sostiene que para resolver el problema de la responsabilidad histórica en la contaminación se debería crear un nuevo sistema de financiación que favoreciera a los países en desarrollo.
Para mantener al planeta dentro de los 660.000 millones de toneladas de carbono, los países del Sur no podrán permitirse el lujo de igualar las emisiones históricas de Estados Unidos.
Por lo tanto, deberían ser compensados con los miles de millones de dólares que las empresas deberán pagar para seguir contaminando, señaló.
Un precio de 25 dólares la tonelada de CO2, por ejemplo, generaría 625.000 millones de dólares al año entre 2010 y 2020, explicó Nishimura.
Es simple, pero ¿por qué estas ideas no reciben el apoyo necesario?
»No creo que gane adeptos»
Ninguno de los expertos con los que hemos contactado cree que las ideas de Nishimura sobre el presupuesto mundial de carbono se vayan a considerar en Durban.
«Es una argumento muy lógico para dar una respuesta racional global a un problema mundial como el cambio climático», dijo Saelemul Huq, experto en políticas climáticas del Instituto Internacional de Ambiente y Desarrollo, con sede en Londres.
«Pero su punto débil es que hace caso omiso de todo lo que se ha hecho hasta ahora (aunque sin éxito) a través del proceso de la CMNUCC», afirmó.