Los rumores se afianzan cada día y con más contundencia en Grecia. La situación es insostenible y el país, aseguran la mayoría de analistas, no puede permanecer en la zona euro un año más, a tenor de sus cuentas y su deuda. La sombra sobre la salida del país de la moneda única es cada día más grande y los bancos han empezado a prepararse para volver a comerciar con una nueva moneda diferente al euro, según cuenta la agencia de noticias Reuters.
Sería la vuelta al dracma, divisa que los bancos nunca borraron de sus sistemas por lo que no supondría un caos en los sistemas operativos de estas entidades. En Grecia ya son numerosos los bancos que están ensayando cómo realizar operaciones nacionales e internacionales con la antigua moneda ante una previsible bienvenida.
«Muchas de las firmas, particularmente en Europa y también aquí, han estado pensando en esto durante mucho tiempo», ha declarado Hartmut Grossman, de ICS Risk Advisors y que trabaja con bancos de Wall Street. «Realmente ha habido planes de contingencia en todas las instituciones financieras ante esa posibilidad (...) Que Grecia deje la zona euro no es un una idea nueva».
La Unión Europea ve con temor una salida de Grecia de la eurozona, pero la idea va tomando más cuerpo. Por primera vez, un político europeo ha admitido esa posibilidad sin ningún pudor, el ministro alemán de Finanzas, Walter Schäuble, quien dijo que la moneda única podría asumir la marcha de Grecia, porque la zona euro tiene ahora mecanismos para evitar el contagio.
La sociedad helena está divida –tal y como se pudo apreciar en las pasadas elecciones, en las que los grupos políticos antieuropeístas lograron máximos históricos- y lo que es seguro es que una salida griega del euro crearía problemas legales y prácticos para los bancos que hacen parecer pequeño el trabajo técnico que implica operar con una nueva moneda. Esto supondría también numerosas las pérdidas para los bancos extranjeros, dado que tal tasa no se sostendría en los mercados.
«Las mesas de dinero pueden estar listas relativamente rápido. Depende de cómo exactamente ocurra la salida del euro», ha declarado Lewis O'Donald, Jefe de Riesgo del banco de inversión japonés Nomura en Londres. El problema podría ser mayor para los bancos de la zona euro que necesitan efectivo para individuos o empresas que hacen negocios en Grecia, que impondría controles cambiarios si sale del euro.
El problema principal vendría en los controles sobre los movimientos de capital, auténtico quebradero de cabeza para las entidades financieras de Atenas y que podrían hacer ilegal el repago de deuda en euros. También se encontrarían con otra dificultad, el paso a los acreedores extranjeros. Muchos bancos no podrían pagarles ya que el dinero de estos extranjeros debería ser pasado a dracmas lo que supondría una brutal pérdida de valor debido a la mala situación financiera del país.
Una de las soluciones que se ha pensado es aplicar la ley estadounidense para las nuevas operaciones con derivados o préstamos. Poco utilizada hasta ahora, esta opción es para muchos poco efectiva y además meter otra moneda en juego, podría implicar aún más problemas. Actualmente muchos bancos, indica Reuters, están simplemente chequeando la ley actual que aplica a sus contratos, cubriéndose contra eventuales suspensiones de pago y acudiendo a todos los argumentos legales que puedan acontecer con una salida griega del euro.