El lugar escogido para el experimento no son los cráteres de la luna, el desierto de Atacama, o la cumbe del Snaefellsjökull desde donde descendían al centro de la tierra los personajes de Julio Verne, sino la isla italiana de Cerdeña. Allí un equipo internacional iniciarán la semana que viene una misión con un claro objetivo: buscar nuevas formas de vida. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), el proyecto les prepara para futuros viajes espaciales.
Durante la primera semana aprenderán los protocolos de seguridad y de nociones básicas de la espeleología para poder vivir seis días bajo tierra. La iniciativa se incluye dentro del programa CAVES ('Aventura Cooperativa para Valorar y Ejercitar el Comportamiento y las Habilidades') y está diseñada para ser lo más realista posible.Por extraño que parezca, la espeleología tiene muchas cosas en común con las misiones espaciales. Los astronautas tendrán que trabajar en un espacio confinado, aislados del mundo exterior y sin ningún tipo de intimidad, mientras resuelven problemas con recursos muy limitados.
El campamento base instalado a la entrada de la cueva actuará como centro de control, comunicándose con los astronautas dos veces al día para discutir el progreso de su misión, al igual que sucede con la ISS. Durante la estancia bajo tierra, los astronautas sólo recibirán un envío de suministros. Tendrán que escoger lo que van a necesitar con sumo cuidado, y avisar al centro de control con 24 horas de antelación para que preparen el cargamento.
Una parte importante de las cuevas de Cerdeña permanecen sin explorar o sin cartografiar. Por eso uno de los retos de los astronautas es adentrarse por pasadizos desconocidos, a medida que avanzan, tendrán que dibujar un mapa que les permita encontrar el camino de vuelta al campamento base. El objetivo es buscar nuevas formas de vida sea grande o pequeña. La instructora y diseñadora del curso, Loredana Bessone, se muestra emocionada ante la posibilidad de «encontrar bacterias extrañas o artrópodos desconocidos».
Para esta misión los astronautas, que tienen una agenda repleta de experimentos, seguirán los mismos protocolos de seguridad que se utilizan durante los paseos espaciales, y probarán un nuevo sistema de comunicaciones. Con la ayuda de sus instructores, podrán evaluar su capacidad para trabajar en equipo y sus dotes de liderazgo durante las dos semanas que durará este curso.