La miel cultivada en España se ha convertido en sospechosa para los principales países de la Unión Europea, por la posible presencia de trazas de transgénicos. Una sospecha que viene motivada por ser España el principal país de la UE que cultiva maíz transgénico MON810. En total 97.000 hectáreas, repartidas entre Cataluña, Aragón, Andalucía y Extremadura, lo que representa el 85 por ciento de las 114.490 hectáreas que se cultivaron el año pasado en toda la UE.
Un tipo de maíz prohibido en los principales países europeos, como Francia, Italia o Alemania, donde la mayoría de los consumidores, mucho más sensibilizados contra estos cultivos que los españoles, rechazan los alimentos con OGM.
Una sentencia, dictada el pasado 6 de septiembre de 2011, por el Tribunal Superior de Justicia de la UE (TSJUE), declaraba no aptas para su comercialización en la UE, la mieles que contengan polen de transgénicos. Esto ha motivado que los apicultores españoles tengan que demostrar su inocencia, a través de análisis específicos, si quieren vender miel fuera de nuestras fronteras; unos análisis para los que no reciben ningún tipo de ayuda económica del Estado .
Además, según José Luis González, responsable del sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), esta sospecha «ha motivado una bajada del 30 por ciento del precio que ahora se paga por la miel procedente de nuestro país». Todo eso a punto de comenzar la próxima campaña de la miel, y con parte de la cosecha del 2011 en los almacenes, los apicultores se sienten víctimas solitarias de una situación que ellos no han creado.
Por si fuera poco, al cultivo del maíz transgénico MON810, se une ahora la amenaza de un nuevo cultivo: el algodón genéticamente modificado GHB614, que la empresa Bayer quiere cultivar en España, y que el sector apícola y algodonero exigen que sea denegado. Los apicultores piden a la Administración una apuesta decidida por la biodiversidad agrícola, la soberanía alimentaría y la seguridad de los consumidores.
España, con cerca de 2.500.000, es el país con más colmenas de la UE, de las que el 80 por ciento pertenecen a apicultores profesionales. Se puede decir que cada Comunidad tiene su miel, aunque solo dos: la Miel de Granada y la de la Alcarria tienen el reconocimiento de la Unión Europa como DOP (Denominación de Origen Protegida). Y solo una, la Miel de Galicia, puede poner en sus envases la categoría IGP (Indicación Geográfica Protegida.