«Gadafi ha perdido completamente la legitimidad y será responsable de sus acciones». Con esta premisa, los ministros de Exteriores de unos cuarenta países, la ONU, la UE, la OTAN, la Liga Árabe, la Unión Africana y la Organización de la Conferencia Islámica, han diseñado el futuro del conflicto armado en Libia y el cambio de régimen en el país, con importantes interrogantes aún abiertos.
La reunión celebrada este martes en Londres deja claro que la intervención militar aliada continuará hasta que se cumplan las resoluciones de la ONU. «Las naciones reunidas en Londres han demostrado que tenemos la voluntad, determinación y compromiso para continuar actuando mientras se mantenga la amenaza al pueblo de Libia», dice el comunicado final de la cumbre firmado por el secretario del Foreign Office británico, William Hague.
Cedido el mando militar de la intervención a la OTAN, un grupo de contacto asumirá la dirección política del esfuerzo internacional. Coordinará la respuesta aliada a Gadafi y servirá de enlace con las partes libias. Tendrá una presidencia rotatoria y la primera reunión de este grupo se celebrará en Catar, «tan pronto como sea posible».
Por si quedaban dudas de la maldad del régimen Libio, el primer ministro británico, David Cameron, abrió la cumbre con una justificación efectista de la intervención internacional. «Mientras estoy hablando, el pueblo de Misrata sigue sufriendo ataques asesinos. Gadafi usa francotiradores para abatirlos, les ha cortado el agua, la luz y la comida...»
Armas para los rebeldes y el exilio de Gadafi
Pero no todo ha sido consenso en la cumbre. La cuestión ahora es qué pasa si los ataques aéreos no consiguen los resultados esperados y las fuerzas de Gadafi mantienen su ofensiva. Según algunas fuentes, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, y el ministro de Exteriores británico, William Hague, han destapado la posibilidad de armar a los rebeldes, al interpretar que la resolución de la ONU lo permite, bajo determinadas circunstancias, es decir, que no puedan hacer frente a los leales a Gadafi. Francia e Italia ya han dicho que no.
Clinton y Hague se han entrevistado en Londres con el enviado especial del Consejo Nacional Interino Libio, que no podía asistir a la conferencia, por tratarse de una reunión entre representantes de Estados. Con él también se ha hablado del posgadafismo, ante el temor de que la eventual marcha de Gadafi cree un vacío político en el país. Hillary Clinton ha insistido en que es necesario que sean los propios libios quienes impulsen su futuro proceso político.
Además del flanco militar se busca una salida político-diplomática al conflicto, que pasaría por el exilio de Gadafi evitando que tenga que comparecer ante el Tribunal de Crímenes de Guerra. Italia promueve la idea: Hay naciones que le ofrecerían hospitalidad. Espero que la Unión Africana tenga una propuesta al respecto, ha dicho el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini. Tanto Reino Unido, como Estados Unidos están a favor. También la ministra española, Trinidad Jiménez, quien ha dicho que «hay que buscar una salida para que Gadafi pueda abandonar el país. Cuanto antes salga, antes se pone fin a la crisis».