Un estudio del Instituto de Política Medioambiental Europeo ha publicado un informe en el que se identifica por primera vez, la gama completa de bienes públicos medioambientales que los agricultores de toda Europa producen. Además expone los argumentos para que el presupuesto público sufrague esta dedicación y cuidado al medio ambiente.
El estudio, indica que los europeos valoran de una manera especial esos bienes públicos que conservan y generan los agricultores y consideran que no reciben suficientes ayudas por ello.
Un ejemplo es la avutarda común, una de las aves de más tamaño de Europa y la especie voladora más pesada del mundo. Antes ocupaba grandes espacios en las estepas euroasiáticas, hoy sobreviven en algunas áreas de cultivo extensivo de cereal. Se encuentran amenazadas por las transformaciones agrícolas, el desarrollo urbanístico o la expansión de las infraestructuras. Su supervivencia depende de que los agricultores mantengan ciertos cultivos.
Otro ejemplo es el águila imperial. En España quedan unas 100 parejas en Extremadura, Huelva y Madrid. Están en grave peligro de extinción, la caza y los tendidos eléctricos ponen en peligro su supervivencia y la contaminación por insecticidas y pesticidas hace que cada vez pongan más huevos infértiles.
También los paisajes en terraza que caracterizan la producción tradicional de aceituna y otros cultivos en Italia y España o los extensos arrozales del Delta del Ebro en el noreste de España.
El estudio se da a conocer en un momento en el que se lleva a cabo un intenso debate sobre la Política Agraria Común (PAC) y sus objetivos y prioridades para más allá de 2013. Concluye que las ofertas para mantener y crear estos bienes públicos son escasas y tienen poca dotación lo que indica que en el futuro sería necesaria una mayor intervención pública.