La Estrategia 2020, que marca las líneas de actuación de la UE para la próxima década, será menos concreta de lo que la Comisión europea pretendía. Algunas cifras o porcentajes que obligaban a los socios comunitarios han volado del proyecto. Los Jefes de Estado o de gobierno no han querido comprometerse tanto en la lucha contra la pobreza y la educación.
La propuesta de Barroso obligaba a los 27 a reducir el número de pobres en Europa, desde los 80 millones actuales, a 20 millones dentro de una década. Alemania, Reino Unido, Italia y Dinamarca se han opuesto a que se cuantifique y el compromiso queda en una ambigua promesa: promover la integración social, en particular la reducción de la pobreza .
Tampoco la promoción de la Educación superior ha convencido a los líderes europeos como pretendía el ejecutivo de Bruselas, que quería un 40% de jóvenes con estudios superiores en 2020. Ni siquiera el propósito de reducir el abandono escolar ha sido admitido por los 27. En la UE llega al 15% de los estudiantes y en España, al 39%. La pretensión inicial era dejar esas cifras por debajo del 10%. El documento final del Consejo dice que habrá mejoras, sin concretar, hasta una próxima cumbre.
Sí se han aceptado otros apartados que obligarán a los socios en objetivos difíciles de cumplir en el actual ciclo económico. La Estrategia 2020 exige que el empleo en la UE suba desde el 69 % actual hasta el 75% y que el presupuesto comunitario dedicado a la investigación llegue al 3%. Hace diez años tenían el mismo propósito y no llegaron ni a la mitad de esa cifra.
Corregir desequilibrios de la eurozona
El plan de rescate coordinado a Grecia, aprobado el viernes por el Eurogrupo, tiene su consecuencia en las conclusiones del Consejo, como pedía Alemania. La UE aumentará la vigilancia sobre la competitividad y la evolución de la balanza de pagos. Si bien la evolución presupuestaria ha sido objetivo de seguimiento en virtud del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, se ha prestado insuficiente atención a las divergencias en la competitividad dentro de las economías de la UE y en el exterior, se dice en el comunicado final.
En el punto de mira, junto a Grecia, están España y Portugal. Por eso el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la rueda de prensa posterior a la reunión, ha querido dar una versión optimista: Vamos a analizar el conjunto y los problemas de cada país. Y esto es coordinación, esto es bueno. La Comisión marcará el ritmo, la vigilancia, nos instará y por supuesto que España hará todos los esfuerzos que estén a su alcance, con las orientaciones de la Comisión, para mejorar la competitividad como venimos haciendo.
El presidente estable de la UE, Herman Van Rompuy ha aclarado que los problemas económicos de España y Portugal, son completamente diferentes. El problema griego sería también completamente diferente si no hubiera habido ese fraude estadístico que ha provocado grandes dudas sobre la credibilidad de todas las medidas e iniciativas griegas.
El propio Zapatero ha marcado esas diferencias: España aparece en los informes con una pérdida de competitividad desde que entramos en el euro. Pero no es menos cierto que somos uno de los pocos países de la zona euro y de la UE que mantiene su cuota de mercado internacional en este periodo, que no ha perdido cuota de mercado. euroXpress
