La Comisión europea propuso un endurecimiento de las sanciones para los países con déficit y deuda pública excesiva. Los 27 aceptan una parte de las medidas, pero las suavizan. Alemania y Francia las suscriben pero, como binomio dominante, piden ir más allá en las sanciones, hasta el punto de reformar el Tratado de Lisboa.
Los responsables económicos de la UE están a favor de sancionar a los países que superen el 3% de déficit público, que prevé el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero dan seis meses de plazo a los países incumplidores para introducir medidas correctoras, antes de ser multados. Las sanciones no serán retroactivas ni automáticas ni serán impuestas por el ejecutivo comunitario, sino por el propio Consejo de ministros, aunque sin llegar al Consejo Europeo. El Ecofin podrá vetar las multas propuestas por la Comisión y dar una segunda oportunidad a los Estados.
La pérdida de competitividad sólo será sancionada si el Estado vigilado no hace caso reiteradamente a las recomendaciones de la UE. Los desequilibrios excesivos tendrán multa exclusivamente si lo deciden los Jefes de Estado y la deuda pública superior al 60% será objeto de expediente de infracción sólo si no se reduce en un plazo de tres años tras el aviso de la UE.
De esta forma España, que se oponía a medidas tan severas como las propuestas desde Bruselas ha visto cumplidas sus expectativas. La vigilancia de la UE sobre los incumplidores queda ahora supeditada a cumplir las recomendaciones más que a los resultados económicos.
París y Berlín, al margen
La cuestión es si este acuerdo de los 27 es el que aprobarán los jefes de Estado y de Gobierno en la próxima cumbre, porque simultáneamente, Francia y Alemania, que siempre pidió medidas más duras que incluyen la suspensión del derecho de voto, han hecho una propuesta conjunta para ir más allá en la disciplina fiscal.
Merkel y Sarkozy quieren que el Consejo Europeo pueda imponer sanciones con carácter preventivo a los países con tendencia a incumplir el Pacto de Estabilidad. Si en el plazo de seis meses, los incumplidores no corrigen su déficit, las sanciones serían automáticas, sin demora. Además apuestan por sanciones políticas para asegurar la estabilidad financiera en la zona euro, por tanto, van a pedir la revisión del Tratado de Lisboa antes de 2013.
Francia apoya a Alemania en este último punto y, a cambio, Alemania respalda la propuesta francesa de pedir un fondo de rescate permanente para los países de la zona euro que se enfrenten a graves dificultades financieras.