Merkel contra todos. Los 16 ministros de Finanzas de la zona euro siguieron a ojos cerrados el diktat de la canciller alemana o aprovecharon que Merkel da la cara para refugiarse en sus posiciones. El caso es que la última reunión del Eurogrupo, en Bruselas, quedó sin contenido porque Berlín dijo no. Ni se amplia el fondo de rescate ni se emiten eurobonos.
La reunión del Eurogrupo había levantado ciertas expectativas porque había planteamientos novedosos en el contexto de la crisis financiera. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Khan, presentó a los ministros un plan para aumentar el fondo de rescate de países que, a pesar de haber impuesto duros planes de ajuste, siguen sometidos a la presión de los mercados.
En la idea subyacía la posibilidad de que países grandes, como España o Italia, necesiten la ayuda europea y el fondo actual de 750.000 millones de euros sea escaso. El FMI considera que así se restarían incentidumbres y riesgos de contagio.
La medida, apoyada por la presidencia belga de la UE, se rechazó de inmediato desde Berlín. No hay ninguna razón de momento para incrementar el tamaño del fondo de rescate. Dicho y hecho. Asunto cerrado.
Ni hablar de bonos europeos
En la misma reunión se preveía el debate de otro asunto para frenar la crisis de deuda de la eurozona: la creación de un Tesoro europeo. Era una propuesta del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, que había escrito una carta en Financial Times con el ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, en la que proponía la emisión de eurobonos, a la manera de la Reserva Federal de EEUU, para enviar a los mercados un «mensaje sobre la irreversibilidad del euro» y detener la crisis de los bonos soberanos.
La canciller alemana comparecía paralelamente en una rueda de prensa en Berlín y dio el veredicto antes del juicio.«En nuestra opinión, el Tratado no permite ningún tipo de eurobono ni tipo de interés uniforme». Para Merkel, la solución pasa por mayor disciplina fiscal en la eurozona.
El mensaje de Berlín pareció tan contundente que los ministros europeos ni siquiera quisieron analizar la cuestión. Un enfadado Juncker afirmó que su plan acabará triunfando, porque «no es tan estúpido como suena». El comisario europeo de Asuntos Económicos le consoló: «es una idea intelectualmente atractiva.»
El presidente del Eurogrupo califica a Alemania de antieuropea
Ha tardado un poco pero finalmente ha dicho lo que piensa. En una entrevista con el diario alemán Die Zeit, Juncker ha calificado la postura del gobierno alemán de un poco simplista. «Están rechazando una idea antes de estudiarla. Estoy sorprendido. Esta manera de crear temas tabús en Europa y de no atender a las ideas de los demás es una manera muy antieuropea de gestionar los asuntos europeos».
El primer ministro luxemburgués está ofendido porque parece que su propuesta ni siquiera se entendió. Ha tenido que aclarar que no hablaba de un tipo de interés uniforme, como dijo Merkel, sino de tipos nacionales, aunque los bonos se emitan a nivel europeo.
El ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble, consciente de que la posición alemana ha quedado un tanto en entredicho, ha querido despejar cualquier duda sobre el compromiso de Berlín con la moneda única. Ha dicho que no se deben plantear «medidas que añadan nerviosismo a los mercados.»
El Bundesbank marca la línea. Su presidente, Axel Weber, en una posición casi única en Europa, critica que el Banco Central Europeo compre bonos de países como Portugal o Irlanda. El alemán Juergen Stark, miembro del comité de gobierno del BCE, se ha opuesto públicamente a la cración de un mercado de bonos europeos. Asegura que en Europa «no hay crisis monetaria».