Jorg Asmussen, representante de Alemania en el Banco Central Europeo (BCE) que comparecía en el PE para dar cuenta del rescate de Chipre junto al comisario de Finanzas Olli Rehn, ha echado toda la culpa del lío que se organizó sobre el gobierno chipriota. Aunque, asegura, que se ha extraído una enseñanza fundamental para el futuro: hay que completar la unión bancaria «lo antes posible» para romper la «interacción negativa» entre bancos y Estados que propicia crisis.
Uno de los primeros pasos de la unión bancaria debe ser que el BCE asuma la supervisión de los bancos de la eurozona y la puesta en marcha de la directiva de liquidación de bancos con problemas. Eso, a juicio de Asmussen ayudará a prevenir los desequilibrios financieros «en una etapa temprana».
De la misma opinión se ha mostrado el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos Olli Rehn, que ha remarcado que «necesitamos una unión bancaria para evitar el desarrollo de sectores bancarios insostenibles como el de Chipre». Ha dejado claro que se deben establecer mecanismos que protejan los depósitos de menos de 100.000 euros.
Ante esas previsiones, la eurodiputada portuguesa Elisa Ferreira, del Grupo de la Alianza progresista de Socialistas y Demócratas en el PE, se interesó por el final de la troika, que forman el BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), Asmussen aseguró que ese momento llegará cuando el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) esté a pleno funcionamiento.
Asmussen, ha admitido que la troika se creó para salir del paso «como un cuerpo extraño, decidido en un momento de crisis», pero que de momento no hay otro mecanismo de control para los países rescatados. No es perfecta y hay disensiones en su seno «como en otras instituciones. Eso es muy normal» ha dicho. «Algunos se centran más en la estabilidad financiera, otros en cómo restaurar el crecimiento» ha añadido. Muy normal en estos tiempos que corren, efectivamente.
Ha hecho alusión al FMI, partidario del crecimiento, aunque ha reiterado que no es momento de desmantelar la troika «porque no hay otra alternativa posible en este momento».
Para los eurodiputados está claro que en el futuro es necesario que el eurogrupo y la troika mediten mejor sus decisiones y sus métodos de trabajo. Los parlamentarios han pedido al BCE y a la Comisión que se preocupen por hacer que el crédito les llegue a las familias y a las Pyme y no se ocupen tanto de sostener a la banca chipriota.
Para Asmussen ese es un tema fundamental en el que el BCE no tiene apenas margen. El banco europeo procura estimular el crédito a las Pyme, aunque hay otras instituciones de la UE mejor situadas para ello.
El BCE es consciente de que los bancos no prestan dinero a los pequeños empresarios en la periferia de la zona euro que no pueden contribuir al crecimiento de sus economías y estudia otras posibilidades.
En el Parlamento Europeo se ha hecho una pregunta final, ¿habrá alguna otra economía como la chipriota en la que se esté preparando una debacle parecida?, el señor Asmussen está muy seguro de que eso no va a suceder.