Por su parte, el popular predicador islámico saudita Mohammed Al Erify, invitado a una mezquita del centro de El Cairo, aprovechó su sermón para llamar a los miles de fieles a que apoyen a los grupos que luchan contra el régimen de Al Assad, respaldado por Irán, y se alisten en la «yihad» (lucha).
El 4 de junio, el canal de televisión Al Arabiya, financiado por Arabia Saudita, entrevistó desde Doha al líder islámico conservador Youssef Qaradawi, que instó a apoyar la yihad contra las fuerzas del libanés Hezbolá (Partido de Dios), que lucha a favor del régimen de Al Assad. Esta multiplicación de llamamientos a respaldar a la oposición siria se produce semanas después de que las milicias chiitas del Hezbolá intervinieran en Siria y expulsaran a los rebeldes de la ciudad de Al Qusair, de gran importancia estratégica. Los rebeldes tuvieron bajo su control a Al Qusair durante meses. La caída de la ciudad trastocó el equilibrio de poder desde que la oposición se alzó en armas en diciembre de 2011 y comenzó a expulsar a las fuerzas del gobierno de varias localidades.
Los medios sirios, controlados por el gobierno, informan que las fuerzas de Al Assad avanzan hacia el baluarte rebelde de Homs, mientras que la agencia de noticias iraní Fars indicó a lo largo de la segunda semana de junio que el ejército sirio ganaba terreno en diferentes partes del país.
Un conflicto internacionalizado
Los llamamientos a la yihad contra el régimen de Al Assad, miembro de la rama alauita del Islam, se acrecentaron después de que Estados Unidos expresara el jueves 13 su disposición a enviar armas a los rebeldes sirios. Washington señala que Damasco ha cruzado la «línea roja» al usar armas químicas contra su propio pueblo. Durante la invasión soviética a Afganistán, en los años 70 y 80, Estados Unidos y Arabia Saudita asumieron roles similares. Washington suministró armas a los combatientes afganos, mientras que Riyadh aportó financiación y presentaba justificaciones religiosas para luchar contra los soviéticos.
En las últimas semanas, los medios árabes han estado dominados por testigos oculares sobre el terreno de una constante llegada a Siria de combatientes chiitas desde Iraq, Líbano e Irán para apoyar al régimen de Al Assad. Los informes también señalan la creciente tensión sectaria en el fondo del conflicto.
Eruditos sunitas acusan a Irán y al Hezbolá de convertir la crisis siria en una guerra sectaria. La rebelión comenzó como una serie de protestas pacíficas prodemocráticas en la ciudad de Dera'a, en los primeros meses de la Primavera Árabe. Rápidamente derivaron en una guerra que ha costado la vida a cerca de 93.000 personas, según la Organización de las Naciones Unidas.
El sermón de Shoreym, enla ciudad santa de La Meca el viernes pasado, fue transmitido en directo por varios canales árabes. El predicador saudita es muy respetado en muchos países sunitas. En su emotiva prédica, Shoreym rompió en lágrimas cuando recordó el sufrimiento de los civiles sirios. «Las mujeres perdieron a sus esposos, los hijos se convirtieron en refugiados y sus hogares fueron destruidos por las fuerzas de agresión y tiranía. Esto nos obliga a todos a prestar una mano y ayudar», afirmó.
Hasta ahora Shoreym rara vez había hecho ningún comentario sobre política, por eso su sermón resulta especialmente significativo. Por su parte, los eruditos islámicos sunitas reunidos en El Cairo la semana pasada hicieron «un urgente llamamiento a la yihad» en Siria. Esto «sin duda tendrá un impacto en el terreno», explica Gamal Sultan, editor del periódico Al Mesryoon, de El Cairo. «El mundo creía que el pueblo sirio se podía vender barato a la tiranía de Al Assad. Pero los líderes religiosos han salido para demostrar que eso es falso».