Lituania da así un paso más como Estado miembro desde que entró en la Unión en el año 2004, tras la aprobación de la Eurocámara que validó su entrada el pasado 16 de julio. A pesar de ser una economía pequeña, Lituania ha sabido afrontar la crisis y desde 2011 su PIB ha ido en tendencia ascendente, ya que durante el pasado año este mismo indicador de riqueza se incrementó en un 3%.
La economía lituana se basa principalmente en el transporte y hostelería que supone un 32,9% de la actividad, seguido de la industria (25,1%), y la administración pública, defensa, educación, salud y los servicios sociales (13,7%). Además cuenta con Rusia, Letonia y Alemania como principales socios de exportación y sus principales importadores son también Rusia, Alemania y Polonia.
Para los lituanos el cambio de moneda no es un tema nuevo ya que en casi 25 años han cambiado hasta cuatro veces de moneda. Desde 1940 hasta 1991 la moneda oficial fu el rublo, luego se pasó al talonas desde 1991 hasta 1993 y desde esta última fecha hasta hoy Lituania ha tenido como moneda oficial la litas.
En cuanto al cambio de moneda, se ha previsto que los comercios acepten ambas monedas las dos primeras semanas, y hasta el 30 de junio de 2015 se podrán cambiar las litas por euros en las más de 700 oficinas bancarias repartidas por todo el país. Además, el Gobierno lituano ha desarrollado una página web para resolver las dudas y ayudar a los ciudadanos para adaptarse al cambio, además de organizar charlas informativas y poner a disposición un autobús informativo que ha recorrido todo el país.
La entrada al euro se ha recibido con alegría pero con un principal temor entre los ciudadanos. La inflación. Con tantos cambios de moneda Lituania ha tenido que solventar este problema una y otra vez, pero en este caso, muchos minoristas han firmado un memorándum comprometiéndose a no usar la adopción del euro como excusa para subir los precios. Tras la entrada del euro se prevé también que los costes puntuales y las tasas de interés se reduzcan, y también se espera que el empleo crezca a medio plazo durante la transición.