Los dos cooperantes españoles trabajaban con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y Mundubat y al parecer han sido liberados al este de Malí, país al que se cree que fueron trasladados al poco tiempo de su secuestro, la noche del 22 al 23 de octubre. Dos meses más tarde los gobiernos italiano y español recibieron una prueba de vida de los secuestrados en el que cada uno de los rehenes se presentaba en su lengua, explicaba para quién trabajaba y pedían a sus gobiernos la colaboración para conseguir su liberación.
En un principio se pensó que los secuestradores pertenecían a AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico) pero un grupo desconocido, de los muchos que operan en el Sahel, Movimiento de Unicidad y Yihad en África del Oeste (MUYAO) reivindicó los secuestros. Al parecer las negociaciones para su liberación se han realizado en Burkina Fasso, como ya ocurrió con otros tres cooperantes españoles secuestrados hace dos años. Unas relaciones que se complicaron tras el golpe de estado en Malí, en enero, y la presencia de yihadistas en el norte de ese país.
Hace unos días también fueron liberados tres de los siete trabajadores del consulado de Argelia en Gao (Mauritania), secuestrados a principios de abril, también por Muyao. En ese caso no se aclaró si se pagó un rescate de 15 millones de euros que exigían los secuestradores.
Actualmente hay otras dos españolas secuestradas en África. Son Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, cooperantes de Médicos sin Fronteras en los campamentos de refugiados de Dadaab en Kenia, que fueron raptadas el 13 de octubre del año pasado. Su caso es también muy complicado de solucionar ya que podrían estar cautivas del grupo yihadista Al-Shabab en territorio somalí. Los grupos terroristas de la franja del Sahel tienen retenidos a varios trabajadores europeos, entre ellos un grupo de franceses en Malí.