Desde pequeña Tanella Boni ha crecido en un mundo multilingüe y multicultural, escuchando a personas que tienen tantas cosas que decir y con diferentes acentos. Nunca ha hablado demasiado, así lo reconoce ella, pero la riqueza cultural de su país (Costa de Marfil) la ha conducido a expresar sus sentimientos con la poesía y, más tarde, con la prosa. «Viene del mundo del silencio», ha explicado la autora y ante el misterio de sus palabras ha aclarado que ese silencio es una fuente de creación. Ella puede pasar horas enteras sin pronunciar una sola palabra, un día entero sin comunicar con el exterior, y de ahí surgen las imágenes más puras que luego utiliza en sus obras.
El silencio al que alude Tanella Boni también puede concebirse como una cortina de humo que separa a dos continentes. La incomprensión y la ambigüedad son los adjetivos que utiliza para describir las relaciones históricas de África y Europa. Nunca se sabe lo que se puede esperar de las potencias europeas, comenta ella. Nunca se sabe lo que esconden los actos más anodinos. En su primera novela traducida al español, las relaciones entre los dos continentes se ven reflejadas en el viaje de un francés originario de La Rochelle que desea conocer a África. Ese viaje es siempre muy confuso, a veces angustioso, y no se entiende lo que el protagonista quiere hacer, si desea ayudar al continente, disfrutar del momento o lavar su consciencia. Además, el protagonista es tan incomprensible como puede ser su actividad cambiante: el hombre asimila los papeles de cura, profesor y trotamundos que los lugareños no saben cómo interpretar.
El dilema de la edición y la necesidad de un público en África
El problema de Tanella Boni siempre ha sido la publicación. Así por lo menos lo ha expresado ella cuando ha concretado las ambigüedades que existen entre África y Europa. De la quincena de obras que tiene publicadas, sólo una de ellas lo ha sido en su país natal. El resto se ha editado en Francia, país por el cual ha de pasar obligatoriamente debido a la debilidad del sector editorial africano. Esta dependencia va mucho más allá de los idiomas europeos a los que muchos autores se ven obligados a recurrir por exigencias editoriales, sino por la misma esencia de sus escritos. Las dos grandes editoriales que controlan el mercado en Costa de Marfil son sucursales del gigante Hachette y, por lo tanto, reproducen las políticas y los criterios de publicación ya establecidos en Europa.
La autora dice que nunca ha sido «muy política». Lo suyo es la literatura, la expresión de los sentimientos, y sin embargo, sus planteamientos no escapan del yugo de las relaciones entre África y Europa. A veces ella se pregunta si los escritores africanos son realmente reconocidos en Europa. También alude a otra dura realidad: «si los escritores no escriben en Francia o algún otro país de Europa, no son nada. No se nos ve y tampoco somos conocidos». Por todos estos motivos, Tanella Boni ha mostrado su alegría de ver, por primera vez, una de sus obras traducida al español y de contar con un nuevo público que, aún sin ser africano, desea conocer al gran continente negro.
Johari Gautier Carmona