Este llamamiento ha tenido lugar dos semanas antes de que la Comisión haga público el marco financiero de la UE para después de 2013, en una reunión celebrada ayer en Bruselas entre los presidentes de las asociaciones de entes regionales y locales, la presidenta del Comité de las Regiones, Mercedes Bresso, y el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso.
Los dirigentes regionales y locales han subrayado que el nuevo presupuesto de la UE tiene que ser «sustancial» para estar a la altura de los retos que se avecinan y para apoyar la recuperación económica. Una buena parte del próximo presupuesto debería dedicarse a la política de cohesión, y podría, si es preciso, basarse en nuevos recursos propios.
Han subrayado también que Europa 2020 debe generar un espíritu por el que todos los niveles de gobierno hagan suya la Estrategia, ya que muchas de sus prioridades afectan primordialmente a los entes regionales y locales. Finalmente, los dirigentes regionales y locales destacaron que los acontecimientos políticos en las fronteras exteriores de la UE son un reto histórico que requiere soluciones nuevas y eficaces.
Tal como señaló la presidenta del Comité de las Regiones, Mercedes Bresso, «La Comisión debe enviar una señal clara a los responsables económicos y a los ciudadanos. El futuro presupuesto tiene que reflejar las nuevas ambiciones de la UE y el papel insustituible de la política de cohesión para apoyar las inversiones públicas y privadas. Debe dar poder a los entes regionales y locales y debe apoyar sus esfuerzos para lograr los objetivos de Europa 2020».
Ramón Luis Valcárcel, vicepresidente primero del Comité de las Regiones y presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia (España), añadió: «También necesitamos un presupuesto de la UE más flexible. Mi región natal, Murcia, ha sufrido recientemente los efectos devastadores de un terremoto, en Lorca. Las labores de recuperación requerirán una ingente cantidad de recursos y tendrán un impacto decisivo en las prioridades de desarrollo y de gasto de la región. Pero nuestro programa de ayuda regional se aprobó en 2006 y dura hasta 2013. En el futuro, deberíamos poder reasignar con rapidez la financiación que haya disponible en la UE para responder a estas situaciones. En general, sería deseable que hubiera mayor flexibilidad».
Jean-Yves Le Drian, presidente de la Conferencia de Regiones Periféricas Marítimas (CRPM) y presidente de la región de Bretaña (Francia), subrayó:«La solidaridad es la raíz de la Europa política. Sin solidaridad, Europa no sería nada más que una zona de libre comercio. Esta solidaridad actualmente se ve cuestionada por problemas que afectan a la estabilidad financiera y al volumen global del presupuesto de la UE. Me preocupa profundamente que, de nuevo, la Europa del futuro se esté configurando según la horma de los Estados miembros, sin participación de las regiones y sin objetivos claros y sólidos. Por esta razón, pedimos un presupuesto coherente que haga posible alcanzar los objetivos de la Europa del mañana y que dé valor una la política de cohesión para todas las regiones y todos los ciudadanos».
La asociación marca la diferencia
Jean-Luc Vanraes, presidente de la Conferencia de Regiones Europeas con Poder Legislativo (REGLEG) y ministro de la Región de Bruselas-Capital responsable de finanzas, presupuesto y relaciones exteriores, dijo: «Hacer que la subsidiariedad ocupe una posición central es defender nuestros valores democráticos. Aumentar la concienciación de los distintos niveles de poder –desde el ciudadano a las instituciones europeas, pasando por los Estados miembros– es un requisito imprescindible para que Europa sea un lugar en el que el ciudadano es respetado y para que el proyecto europeo se haga por y para los ciudadanos».
Annemarie Jorritsma, copresidenta del Consejo de Municipios y Regiones de Europa (CMRE) y alcaldesa de Almere (Países Bajos), pidió al presidente de la Comisión Europea «que haga realidad las disposiciones del Tratado de Lisboa apoyando un sistema de gobernanza en asociación. Si queremos actuar debidamente ante los retos que afronta actualmente Europa, las autoridades europeas, nacionales, regionales y locales deben cooperar en un espíritu de asociación. En particular, tenemos que movilizar a los ciudadanos, las empresas, el mundo académico y las ONG e invitarles a que se unan a nosotros para lograr verdaderamente el desarrollo territorial y la cohesión en Europa».
Reforma de la política de cohesión
Karl-Heinz Lambertz, presidente de la Asociación de Regiones Fronterizas Europeas (ARFE) y presidente de la Comunidad germanófona de Bélgica, señaló: «La cohesión territorial europea tiene una importancia fundamental para las regiones fronterizas. Hay sectores en los que Europa crece al unísono, pero también hay que afrontar importantes obstáculos y retos, incluso veinte años después de haber completado el mercado interior. Un instrumento esencial para estos sectores es contar con una política de cohesión fuerte».
Nazario Pagano, presidente de la Conferencia de Asambleas Legislativas Regionales de Europa (CALRE) y presidente del Consejo Regional de Abruzzo (Italia), afirmó:«En apoyo de la posición expresada por el Parlamento Europeo el 8 de junio, para el futuro periodo de programación de los Fondos Estructurales la Comisión Europea debería introducir una categoría de «regiones intermedias», cuyo nivel del PIB per cápita se sitúe entre el 75 y el 90 % de la media de la UE. A la luz de la reciente crisis en el Mediterráneo, sería deseable reconocer una «frontera europea común» y efectuar una adecuada revisión de las disposiciones de Schengen. En nombre de muchas regiones de CALRE que tienen que afrontar flujos migratorios, pido a la Comisión Europea que continúe su diálogo con los países del sur del Mediterráneo sobre las cuestiones de migración, movilidad y seguridad».
Una política de vecindad europea fuerte
Michèle Sabban, presidenta de la Asamblea de las Regiones de Europa (ARE) y vicepresidenta de la región de Isla de Francia, subrayó: «Acogemos con satisfacción la reciente comunicación de la UE sobre la reforma de la política europea de vecindad (PEV), que contribuirá a garantizar la estabilidad política de algunos países del este de Europa. Dado que la democracia regional es un elemento clave de todo progreso hacia la democratización, las regiones deben ser socias genuinas, y no meras beneficiarias, de la PEV. Estas políticas voluntarias también deberían extenderse más allá de las fronteras de Europa, especialmente a la luz de los recientes acontecimientos en el norte de África, en apoyo de los pueblos. Juntos, con la fuerza que nos da nuestra experiencia, debemos ayudar a estas nuevas democracias a desarrollar su proceso de descentralización».