Un portavoz de la Comisión Europea ha dicho que se trata de «asegurarnos de que los objetivos de Italia son creíbles, de que va a lograrlos». El gobierno de Berlusconi, sostenido a duras penas en el Parlamento y con la popularidad por los suelos, consiguió sacar adelante un nuevo plan de reformas in extremis para poder presentarlo ante la cumbre del G20 de Cannes, aunque sin concretar detalles.
Ante los ricos y emergentes del mundo, Italia presenta hoy el mayor riesgo de la eurozona, con una deuda pública que llega al 120% del PIB, casi 1,9 billones de euros, y en el punto de mira de los mercados. Esta semana, la prima de riesgo italiana alcanzó los 462 puntos básicos, un récord histórico.
Ahora, según la Comisión Europea, técnicos del FMI supervisarán el proceso de reformas utilizando su propia metodología, «y los italianos dicen que pueden vivir con eso». Se trata de comprobar que Italia está cumpliendo sus compromisos con Europa y los organismos internacionales.
El mismo portavoz dijo que no se contempla una línea de crédito preventiva para Italia y ni hablar de plan de rescate, pero sí de supervisión: «Con el clima general y la falta de credibilidad de Italia, cada pequeño traspié o problema se intensifica y empeora las cosas, por lo que los mercados no tienen confianza».