Las cinco centrales españolas deben mejorar los instrumentos destinados a detectar posibles terremotos, carecen de sistemas que eviten que el hidrógeno pueda salir al exterior, no tienen salas de control de emergencia que deben suplir a la utilizada normalmente en caso de que esta se vuelva inaccesible por un fuego o por un escape radiológico. Las centrales de Ascó, Cofrantes, Garoña y Vandellós no disponen de «sistemas pasivos para prevenir una explosión de hidrógeno o de otros gases combustibles». De la central de Trillo dice que su procedimiento de gestión de emergencias no incluye todas las posibilidades.
El informe, que será presentado por la Comisión Europea al Consejo el próximo 18 y 19 de octubre fue filtrado a varios periódicos europeos. El comisario Gunther Oettinger publicó este lunes un comunicado en el que sin desmentir las «insuficiencias» encontradas dice que la situación es satisfactoria, pero que la Comisión Europea no pasará por alto ningún defecto.
El documento calcula entre 10.000 millones y 25.000 millones de euros la cantidad necesaria para dejar listas las centrales en los 14 países europeos que las tienen. Uno de los representantes del Grupo de reguladores europeos de energía nuclear (ENSREG), el francés Philippe Jamet, dijo en junio al Parlamento Europeo que las inversiones necesarias en las centrales francesas podría ser de entre 100 a 200 millones de euros por central.
Francia depende en gran medida de la energía nuclear, es el país europeo que tiene más centrales, el informe dice que 19 reactores de las 58 centrales presentan diferentes deficiencias. En total en la UE hay 145 reactores.
Aunque la Comisión Europea no tiene potestad en la decisión de los Estados miembros de utilizar energía nuclear, tras el accidente de Fukushima en Japón, encargó pruebas de resistencia a todas las europeas para verificar, entre otras cosas, que pueden resistir fenómenos extremos, como terremotos, ataque terroristas o caída de un avión. El informe no recomienda el cierre de ninguna central.