Todavía se están escrutando los sufragios, sobre todo en la costa oeste del país, donde se espera que se ensanche el margen a favor del mandatario y candidato del Partido Demócrata en el gobierno. De acuerdo con los últimos datos del escrutinio, Obama obtuvo 303 votos electorales y Romney 206. Se necesitan 270 para ganar la Presidencia. El mandatario recibió el 50,3 por ciento de los sufragios, y Romney, el 48,1 por ciento, con una diferencia entre ambos que es hasta ahora de 2,5 millones de votos.
En las elecciones legislativas, los demócratas ganan tres escaños en el Senado, ampliando la mayoría que ya tenían. Pero la Cámara de Representantes probablemente se configure casi sin cambios, con un control firme del opositor Partido Republicano. En consecuencia, no se verá alterado el actual equilibrio de poder entre las dos fuerzas que dominan el escenario político de Estados Unidos.
Pero la derrota de al menos dos candidatos republicanos al Senado que se identifican con el movimiento ultraderechista Tea Party podría conducir a este partido a posiciones más centristas, tal como hizo Romney en la campaña, luego de apelar a los sectores derechistas en las elecciones primarias.
Romney reconoció su derrota en una llamada telefónica a Obama poco después de la una de la mañana de este miércoles, hora del este del país, (06:00 GMT), y se dirigió a sus correligionarios en Boston con un llamamiento a la unidad.
Tal como se esperaba, Romney ganó en casi todos los estados del sur, si bien dos de los tres distritos «oscilantes», Virginia y Florida, se inclinaron por Obama. El postulante republicano se impuso también en la región agrícola del medio-oeste, con excepción de Iowa, uno de los nueve estados oscilantes del país, donde el mandatario ganó con un claro margen. Romney triunfó asimismo en todos los distritos de las Montañas Rocosas, excepto en Nuevo México, Nevada y Colorado.
Por su parte, Obama ganó en el noreste, incluso en el tradicional bastión republicano de New Hampshire, y en los estados industriales de la costa atlántica y en los del alto medio-oeste, desde Minnesota a Maine y Maryland, y en el considerado como más importante distrito oscilante, Ohio.
El presidente, primer afrodescendiente que gobierna Estados Unidos, consiguió asimismo sólidos triunfos en California, el estado más poblado del país. Resultó notable que Romney fuera derrotado en su propio estado, Massachusetts, al igual que lo fue su compañero de fórmula, Paul Ryan, en Wisconsin.
De hecho, si bien Ryan sirvió para galvanizar el apoyo de la base electoral derechista del partido, sus puntos de vista económicos, radicalmente opuestos al gobierno, y su repugnancia al aborto legal pueden haber jugado en contra, en especial entre las mujeres.
Los primeros análisis indican que una mayoría del 55 por ciento de las votantes se inclinaron por Obama, tal como en 2008, confirmando el importante retroceso de género que viene acosando a los republicanos desde hace más de una década.
Pero, si bien el voto femenino marcó una diferencia relevante en los estados donde la elección era reñida, la voluntad de las minorías étnicas, en especial de los afrodescendientes y de los latinoamericanos, fue incluso más crucial. En concordancia con la estrategia de Obama, la concurrencia a las urnas de ambos grupos y la proporción de sus preferencias por el mandatario pueden haber marcado récords históricos, según los primeros datos.
Obama consiguió entre el 70 y 75 por ciento de los sufragios de los «latinos», que habrían elevado su participación electoral en al menos un 25 por ciento respecto de los anteriores comicios. Las organizaciones de esta minoría ya aseguran que estos resultados deberían colocar la reforma migratoria bien arriba en la agenda del presidente y del Congreso legislativo.
«Los demócratas la quieren, y los republicanos ahora la necesitan», dijo en referencia a la reforma el analista David Green, de CNN, que fue consejero de los expresidentes Ronald Reagan (1981-1989), George Bush (1989-1993) y Bill Clinton (1993-2001).
Los latinos emitieron votos cruciales en estados del sudoeste y la costa atlántica, y los afroestadounidenses contribuyeron a alinear con firmeza los distritos industriales, en especial los del «cinturón del óxido» del norte y noreste, en las columnas de Obama. Las encuestas a boca de urna indican que el mandatario arrasó: se llevó el 95 por ciento del voto negro.
Si bien la comunidad judía constituye apenas un 2,5 por ciento del padrón electoral, su peso desproporcionado en estados oscilantes como Florida, Virginia y Ohio se consideraba clave para los dos partidos, que se emplearon a fondo para cortejarla.
De acuerdo con las encuestas, el 70 por ciento de los votantes judíos eligieron a Obama, un cuatro por ciento menos que en 2008, pese a las reiteradas acusaciones de Romney de que el presidente «dio la espalda a Israel», y de una campaña de seis millones de dólares, financiada por el potentado Sheldon Adelson, para persuadir a esa minoría de que votara por los republicanos.
Para sorpresa de muchos analistas, que preveían una marcada declinación del apoyo juvenil a Obama, los electores jóvenes (18-29 años) tuvieron una concurrencia a las urnas que creció del 18 por ciento en 2008 al 19 por ciento ahora. Y su preferencia por Obama fue del 60 por ciento, mientras que apenas un 36 por ciento fue para el derrotado Romney.
El republicano, en cambio, consiguió el 58 por ciento de los votos de los blancos, mientras que Obama apenas logró el 40 por ciento, retrocediendo respecto del 43 por ciento que había obtenido en 2008.
Pero los avances entre las minorías parecen haber sido más determinantes. Los blancos constituyen el 72 por ciento del padrón electoral, un dos por ciento menos que en los anteriores comicios.
En esta jornada electoral se presentaban otros asuntos a la consideración de los votantes de muchos estados. Hubo mayorías en varios de ellos para legalizar el matrimonio homosexual, un hecho en el que por primera vez las urnas contradicen los fallos judiciales.
En Washington y en Colorado se aprobó la legalización del consumo de marihuana con fines recreativos, y en Massachusetts ocurrió otro tanto para su uso con fines medicinales.