El exministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, tenía la última oportunidad de alcanzar un acuerdo para formar un gobierno de unidad nacional, conseguido el apoyo del pequeño partido de izquierda democrática, Dimar. Después ha intentado convencer al vencedor en las elecciones, Nueva Democracia, para sumarse al pacto, pero su presidente, Antonis Samaras, se ha negado si el tercer partido más votado, Syriza no participa en el gobierno de concentración.
Y Syriza se niega a entrar en un gobierno que defiende los compromisos adquiridos por Grecia con la troika (CE, BCE, FMI). Su jefe, el carismático exlíder estudiantil, Alexis Tsipras, ha manifestado que «no es la coalición de izquierda la que rechaza la propuesta, es el pueblo griego con su voto en las elecciones».
Encalladas las negociaciones, el presidente griego, Karolos Papoulias, volverá a reunirse con todos los líderes políticos para hacer un último intento de formar gobierno, con posibilidades remotas. La única solución, si no lo consigue, es la convocatoria de unos nuevos comicios en junio.
Es una posibilidad temida en la UE porque la inestabilidad griega se está dejando notar en los mercados de la eurozona y porque el resultado de unas nuevas elecciones puede ser aún peor desde la perspectiva de Bruselas. Un sondeo posterior al voto del 6 de mayo da la mayoría precisamente a la izquierda radical de Syriza, formación que, con los 50 escaños que el sistema electoral griego regala al partido más votado, podría formar gobierno al margen de Nueva Democracia y el PASOK, los únicos defensores del acuerdo de rescate.
El triunfo de la izquierda daría un giro radical a la política griega, porque Syriza ha conseguido tan amplio apoyo popular enarbolando la bandera de oposición a las medidas de austeridad que han ahondado la recesión en Grecia y disparado las cifras de paro. Alexis Tsipras cree posible mantener a Grecia en la eurozona con otras condiciones.
No lo ven así la mayoría de los gobiernos europeos. El primer ministro holandés, Mark Rutte, ya ha dicho que «solo daremos el dinero a Grecia, si cumple todos sus acuerdos». El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha ido más allá al decir que la eurozona soportaría sin grandes problemas la salida de Grecia de la Unión Monetaria: «Hemos aprendido mucho en los últimos dos años y desarrollado mecanismos de defensa. Los peligros de contagio a otros países de la eurozona se han reducido y la eurozona es mucho más resistente en su totalidad».
Según las previsiones de primavera de la Comisión Europea, conocidas este viernes, la economía griega se contraerá este año un 4,7 y se mantendrá estable sin crecer en 2013; la deuda pública bajará levemente hasa tel 160,6% del PIB en 2012 y repuntará el año que viene hasta el 168%; y el paro seguirá aumentando hasta el 20%.