El pasado 5 de julio el Gobierno danés desplegó en sus fronteras interiores con la UE cincuenta agentes adicionales para, según dijo, ayudar a combatir el crimen organizado y el tráfico de personas. La Comisión europea ha enviado un equipo de observadores que no consiguen entender, ni encuentran quien se lo explique, la utilidad de ese despliegue que está fracturando el espacio Schengen.

Cincuenta funcionarios de aduanas adicionales están en los puestos fronterizos de Dinamarca con Alemania y Suecia. El equipo que la UE ha enviado para estudiar la necesidad de dicho despliegue ha concluido que la evaluación de riesgos necesarios para justificar los controles no era suficiente y que los agentes de control fronterizo no tienen instrucciones claras sobre la manera en la que deben llevarlos.

La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, ha dicho que la Comisión «no dudará en utilizar todas las herramientas a su alcance para garantizar la libre circulación de bienes, servicios y personas y el pleno respeto a la legislación de la UE».

La coalición de centro-derecha que gobierna en Dinamarca intensifica los controles fronterizos presionada por el derechista Partido Popular Danés (DPP) ante el asombro de sus vecinos alemanes y suecos que creen que Dinamarca pone en peligro el Acuerdo Schengen, firmado en 1995 que abolió las fronteras internas de la UE permitiendo el libre movimiento de ciudadanos.

Francia e Italia plantearon también la posibilidad de volver a las fronteras en momentos especiales, como la gran afluencia de inmigrantes procedentes del norte de África. Precisamente este lunes han comenzado las conversaciones sobre esa posible reforma entre la Comisión europea y los Estados miembros.

Ver también:

La Comisión tiene serias dudas de que sea legal la decisión de Dinamarca sobre Schengen