CIUDAD DEL CABO, (IPS) - China e India generaron en la década pasada una explosión de intercambios comerciales y de inversiones en África. Sin embargo, el primero tiene fama de perjudicial para este continente, mientras que el segundo se ve con buenos ojos. Beijing aparece como económicamente despiadado, en tanto que los intereses empresariales indios suelen considerarse beneficiosos para África.
Pero las inversiones de ambos deben comprenderse dentro de un contexto más amplio, según los participantes en la conferencia «Money, Power and Sex: the Paradox of Unequal Growth» («Dinero, poder y sexo: la paradoja del crecimiento desigual»), organizada por el Open Society Institute para Southern Africa que terminó este jueves en Ciudad del Cabo.
Los especialistas coinciden en que es responsabilidad de los gobiernos africanos establecer normas firmes para el flujo de las inversiones extranjeras y garantizar una relación directa entre comercio y desarrollo. «No estamos fomentando nuestras comunidades económicas regionales ni tampoco la Unión Africana (UA) para obtener mejores acuerdos o el tipo de inversiones que necesitamos», se lamenta Buddy Kuruku, asesor en Liberia del Centro Africano para la Transformación Económica.
Si África priorizara el desarrollo con apoyo de la UA, sus 54 países podrían controlar rápidamente las inversiones de las economías emergentes en sus territorios. «Las potencias mundiales compiten por tener una presencia en el continente, y África puede beneficiarse de ello. Si los países de la UA trabajaran de forma solidaria no le temerán a India ni a China», indica Zhongying Pang, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Renmin de China, en Beijing.
Es muy pronto para decir qué impacto podrán tener ambos países en África, pero «potencialmente será más positivo que negativo», sostiene Howard French, exjefe de la oficina del diario The New York Times en China. «Durante mucho tiempo, África no tuvo la posibilidad de elegir con quién quería mantener relaciones comerciales», indica French, que participa en una investigación de la Open Society Foundation sobre migraciones chinas a este continente.
La competencia entre China e India por oportunidades de inversión, además de Europa y América de Norte, ofrece a los países africanos un abanico de posibles socios comerciales y más peso para fijar las reglas de juego.
Según datos del Banco Mundial, la inversión extranjera directa de ambas potencias emergentes en África ha crecido de forma drástica. De hecho, el gigante asiático ha sido el mayor inversor, donante de ayuda y socio comercial del continente. Los acuerdos para la construcción de infraestructuras y para la extracción de recursos ascendieron a unos 127.000 millones de dólares en 2010.
India tiene un peso mucho menor que China, pero su influencia en África aumenta a pasos agigantados. Actualmente tiene acuerdos comerciales por unos 46.000 millones de dólares en el continente y ha anunciado que invertirá 70.000 millones en 2015. «El estado chino es, por cierto, un enorme motor de la actividad económica en África, aunque India se esfuerza por promover sus inversiones en la extracción de recursos», puntualiza French.
Además, las exportaciones de África a Asia se han triplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar el 27 por ciento del total de las importaciones asiáticas, según datos de 2010 del Banco Mundial, que muestran una clara tendencia al rápido crecimiento del comercio Sur-Sur. Esa tendencia aumenta desde que Sudáfrica se unió al grupo de Brasil, China, India y Rusia (BRIC) de economías emergentes en diciembre de 2010, cuando pasó a llamarse BRICS.
El interés de Beijing en África genera más desconfianza porque se basa principalmente en la actuación de enormes compañías estatales interesadas en grandes obras públicas y de infraestructuras, como estadios, carreteras y vías férreas, muchas veces con fondos estatales y multilaterales. «China tiene una política muy formal para fomentar sus intereses e inversiones en África. En cambio, India, no», explica Kuruku, del Centro Africano para la Transformación Económica. Nueva Delhi tiene una perspectiva a corto plazo, con una estrategia de dos a cinco años.
La presencia de India en este continente es principalmente de empresas privadas y concentrada en la compra. «Es decir que las compañías indias tienden a generar más empleo y a facilitar la transferencia de capacidades, a diferencia de las inversiones chinas, que generan muy poco trabajo en África», puntualiza Kuruku.
China ha hecho patente su compromiso de cambiar su imagen negativa, y prevé revisar su política exterior en África con la esperanza de obtener beneficios políticos en este continente. «Hemos aprendido de las críticas a nuestra política de inversiones. Si China quiere seguir desempeñando un papel en África, debe mantener sus principios de no interferencia, pero también añadir otros como las intervenciones multilaterales y políticas que contemplen la propiedad de la tierra», señaló Pang, de la Universidad Renmin. Las empresas chinas también deben atenerse a las normas locales en material laboral y ambiental, facilitar la transferencia de capacidades a los países africanos y mejorar sus industrias.
Algunos analistas sostienen que India, en realidad, no es mucho mejor. «India ha invertido en la compra de tierras cultivables para paliar la inflación de alimentos en su propio territorio», indica Aniket Alam, editor del Economic and Political Weekly, con sede en Mumbai. «No tiene mejores estándares laborales que China. La explotación, la corrupción y los sobornos cunden» en ese país, apuntó. Al igual que China, India está interesada en África para poder cubrir sus crecientes necesidades energéticas e invierte en países con recursos petroleros, como Angola, Nigeria y Sudán, añade.
Ambos países tienen industrias que se modernizan con rapidez y una floreciente clase media con crecientes ingresos y poder adquisitivo. Esto hace que aumente la demanda de recursos naturales del sector extractivo y de productos agrícolas, pero también de mercados de exportación diversificados, como el de materias prima procesadas, productos de la industria ligera, bienes de consumo doméstico y alimentos.
Y África puede ofrecer todo eso.