Según el informe National student fee and support systems in European Higher Education 2014/2015 (Tasas académicas nacionales y sistemas de ayuda en la educación superior 2014/2015) publicado por la red Eurydice de la Comisión Europea, los niveles de las tasas académicas, las becas y los préstamos para estudiantes siguen presentando grandes diferencias en Europa. El informe, que abarca a 33 países europeos, revela que, con algunas excepciones notables,las tasas se han mantenido relativamente estables. Alemania es el único país que ha abolido recientemente las tasas académicas, aunque no las comenzó a cobrar hasta 2007.
Estonia ha hecho un gran cambio este año en su sistema de financiación, para vincular las tasas al rendimiento académico: únicamente tienen que pagar tasas los estudiantes que no consiguen progresar en sus estudios (es decir, que no consiguen obtener un número de créditos necesario cada año). Las tasas también están ligadas al bajo rendimiento en otros países, como Chequia, España, Croacia, Hungría, Austria, Polonia y Eslovaquia.
Las tasas académicas más elevadas son las del Reino Unido (Inglaterra), tras una profunda reforma de su sistema educativo en 2012. Es un modelo único en Europa, no se abonan inmediatamente, sino después de la titulación, cuando los ingresos de los estudiantes exceden de una cantidad. En Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Hungría, los Países Bajos y Eslovenia, los estudiantes pagan unas tasas relativamente elevadas.
«Europa necesita desesperadamente mejorar el acceso de nuestros jóvenes a la educación superior. Eso no solo mejorará considerablemente sus posibilidades de encontrar un empleo de calidad, sino que también reforzará nuestras economías, que necesitan la innovación y la creatividad aportada por unos titulados con talento», ha dicho Androulla Vassiliou, comisaria Europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud. «Si los Estados miembros deciden introducir tasas académicas, deben siempre adoptar medidas —incluidas las becas— a fin de asegurar la igualdad de acceso a la educación superior para todos, especialmente para los estudiantes procedentes de entornos desfavorecidos», ha añadido
El informe subraya la gran diferencia en lo que respecta al número de estudiantes que pagan tasas en las instituciones de enseñanza superior financiadas con fondos públicos. Numerosos países—Chipre, Dinamarca, Alemania, Grecia, Malta, Finlandia, Suecia, Reino Unido (Escocia), Noruega y Turquía— no cobran tasas académicas. En el otro extremo, en nueve países [Chequia, Países Bajos, Portugal, Eslovaquia, el Reino Unido (Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte), Islandia y Liechtenstein] todos los estudiantes de licenciatura abonan tasas.
En la mayoría de los países europeos, solo una minoría de los alumnos recibe ayuda en forma de becas. En nueve países, todos los estudiantes (Chipre, Dinamarca, Malta y Finlandia), o la mayoría de ellos [Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido (Escocia), Suecia y Noruega] reciben becas. Islandia es el único país que no tiene un sistema público de becas, aunque esta cuestión se está debatiendo actualmente.
En 35 sistemas educativos (algunos países tienen más de un sistema, por ejemplo Bélgica y el Reino Unido), las becas se conceden a algunos o a todos los estudiantes, en función de sus necesidades financieras (Dinamarca, Finlandia y Suecia ofrecen un sistema universal de becas para estudiantes a tiempo completo, a condición de que cumplan los requisitos básicos de rendimiento académico); en 23 sistemas, la concesión de becas está ligada a la evaluación del rendimiento académico. Casi todos estos sistemas combinan la concesión de becas basada en las necesidades de los estudiantes con la concesión de becas basada en el mérito.
Los préstamos para estudiantes subvencionados con fondos públicos desempeñan un papel importante en las ayudas a los estudiantes en aproximadamente la mitad de los países cubiertos. Del mismo modo, también en aproximadamente la mitad de los países, algunos aspectos de la ayuda dependen de circunstancias familiares generales y no se abona directamente a los estudiantes, sino en forma de beneficios fiscales para los padres o de prestaciones familiares.
También ofrece información específica por país, incluyendo:
· Las tasas [diferenciadas por ciclo (licenciatura/máster)], indicadas por año (tanto para los estudiantes a tiempo parcial como para los estudiantes a tiempo completo), y si los estudiantes internacionales pagan tasas diferentes en comparación con los estudiantes nacionales o de la UE. Las tasas incluyen todos los costes que se cobran a los estudiantes, incluidas la matrícula, la admisión y la certificación.
· Las ayudas en forma de becas, diferenciadas entre becas basadas en las necesidades de los estudiantes y becas basadas en el mérito.
· Se incluyen tres elementos adicionales si son una de las principales características de la ayuda a los estudiantes: los préstamos (si es un sistema nacional de préstamos a los estudiantes, y más del 5 % de los estudiantes se benefician de un préstamo); los beneficios fiscales para los padres y las prestaciones familiares.
· Una breve descripción de las reformas previstas que pueden afectar a los sistemas públicos de becas y ayudas a los estudiantes que los gobiernos están debatiendo actualmente.
Otro informe publicado por la Comisión Europea en junio puso de manifiesto que, por lo general, la introducción de tasas académicas incrementa el importe total de recursos de la enseñanza superior, aunque los ingresos procedentes de esas tasas no siempre se invierten de forma que mejoren directamente la experiencia de los estudiantes, por ejemplo creando nuevos puestos docentes.
El informe puso asimismo de manifiesto que, en conjunto, las tasas académicas no tienen una incidencia negativa en las matrículas de la enseñanza superior, ni siquiera entre los estudiantes de los grupos socioeconómicos más bajos, excepto si se trata de un cambio de magnitud excepcional. No obstante, el aumento de las tasas puede dar lugar a una reducción del número de matrículas entre los alumnos de más edad. En dicho informe se destaca que las becas y/o los préstamos son vitales para compensar las consecuencias negativas de las tasas académicas, o de su incremento, en las matriculaciones universitarias, en particular de personas procedentes de grupos vulnerables.