NACIONES UNIDAS, (IPS) - Antes de que se reanuden las conversaciones de la ONU sobre desarme, el próximo lunes 30 en Ginebra, aumentan las llamadas a los estados nucleares para que gasten menos en sus arsenales y usen esos fondos para el desarrollo.
«La suma que todavía se gasta en armas nucleares no tiene sentido, así como no lo tiene la continua dependencia de esas armas», nos dice el presidente de la estadounidense Nuclear Age Peace Foundation (Fundación por la Paz en la Era Nuclear), David Kreiger.
Sus comentarios aludían al hecho de que nueve de los 193 estados miembro de la ONU continúan aumentando sus asignaciones presupuestarias para el mantenimiento y la modernización de las armas nucleares, pese a las promesas de reducir sus arsenales.
El año pasado, los estados nucleares gastaron alrededor de 105.000 millones de dólares en esos arsenales, según estimaciones independientes. Solo Estados Unidos gastó 61.000 millones de dólares.
Según un estudio de Global Zero, una organización estadounidense que aboga por el desarme, en 2011 Rusia gastó 14.900 millones de dólares en armas nucleares; China, 7.600 millones; Francia, 6.000 millones; y Gran Bretaña, 5.500 millones.
Por su parte, las cuatro potencias nucleares no declaradas exhibieron un patrón de comportamiento similar, con mayores gastos en armas nucleares. India gastó 4.900 millones de dólares; Pakistán, 2.200 millones; Israel, 1.900 millones; y Corea del Norte, 700 millones.
Este cálculo de costes realizado por Globe Zero se refiere solo a la investigación, desarrollo, compra, prueba, operación, mantenimiento y modernización del arsenal nuclear, y no a muchas otras actividades relacionadas. También pronostica como muy probable que los gastos sean los mismos este año.
Y eso, a pesar de que la mayoría de los gobiernos continúan teniendo que enfrentarse a restricciones financieras causadas por la prolongada crisis económica, y parecen decididos a hacer más recortes en los servicios sociales.
Considerando que millones de personas en todo el mundo padecen hambre, enfermedades y falta de un techo, Kreiger califica de «obscena» esta tendencia de aumentar el gasto en armas nucleares.
«Las armas nucleares absorben recursos que podrían utilizarse, en cambio, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio», mantiene.
Los expertos de la ONU dicen que quieren recaudar unos 400.000 millones de dólares anuales para el desarrollo. Pero esa cifra se vuelve cada vez más inalcanzable, porque la mayoría de los principales donantes no están cumpliendo con sus compromisos.
Según la ONU, faltan 167.000 millones de dólares en asistencia oficial al desarrollo, lo que dificulta que los países pobres logren todos los Objetivos del Milenio para 2015, tal como se prevé.
Esa escasez de fondos puede superarse fácilmente reduciendo drásticamente el coste de mantenimiento y modernización de las armas nucleares, plantean los activistas por la paz. «Las naciones nucleares gastan alrededor de 300 millones de dólares cada día en sus fuerzas nucleares», dice en un comunicado el activista Tim Wright, de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares. «Obviamente, hay una manera mejor de gastar ese dinero que en armas que nos amenazan a todos», agrega.
Se estima que, actualmente, los estados nucleares poseen alrededor de 19.500 armas atómicas, según Critical Will, una organización no gubernamental que trabaja en estrecha colaboración con la ONU en materia de no proliferación y desarme.
Pese al nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (conocido como Start, por sus siglas en inglés) firmado en 2010, tanto Estados Unidos como Rusia continúan modernizando sus arsenales ya existentes. Lo mismo ocurre con Gran Bretaña, Francia y China, además de las otras cuatro potencias nucleares de facto.
Aunque los registros de gasto de las cinco potencias nucleares declaradas son difíciles de precisar debido a la falta de transparencia en ciertas áreas, los investigadores dicen que es mucho más difícil encontrar datos precisos con relación al gasto de armas atómicas en países nucleares de facto.
En el caso de Pakistán, por ejemplo, que no firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear, no hay una responsabilidad pública que le obligue a rendir cuentas sobre el coste de las armas nucleares. Es un secreto de Estado.
Cuando se le preguntó a un diplomático pakistaní sobre el presupuesto del programa nuclear de su país, respondió: «No sé. ¿Por qué no habla con los diplomáticos de Estados Unidos y otros países? ¿Acaso ellos le dicen a su pueblo cuánto dinero están gastando?». Su respuesta insinuaba que las cifras que divulgan los estados nucleares declarados tampoco son auténticas. Pero los activistas por la paz en la región contrarrestaron este argumento. «Todos los estados nucleares lanzaron su programa armamentista sin el conocimiento de sus propios ciudadanos.
Este secretismo en torno a lo que ocurre dentro de los programas nucleares y cuánto les cuesta a los fondos públicos es un intento por eludir responsabilidades», dice Zia Mian, que dirige un proyecto sobre paz y seguridad en la Universidad de Princeton. «Las primeras víctimas de los programas nucleares son las personas que se supone deberían proteger», nos dice, citando datos recientes según los cuales Pakistán gasta el uno por ciento de su producto interno bruto (PIB) en salud y educación. Alrededor de la mitad de la población de ese país no sabe leer ni escribir.
Kreiger dijo que el hecho de que los líderes de los estados nucleares no hayan logrado «librar al mundo de estas armas exhibe nada menos que una cruel indiferencia hacia quienes sufren, a la vez que convierte a sus propios ciudadanos en blanco de armas nucleares».
La Conferencia de Desarme de la ONU tendrá lugar del 30 de julio al 14 de septiembre en Ginebra. En el pasado, esta instancia negoció algunos importantes acuerdos internacionales, incluido el Tratado de No Proliferación Nuclear y el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares.