Las principales deficiencias están relacionadas con conflictos de intereses e independencia en las agencias, en la ruptura de la confidencialidad, en el momento elegido para publicarlas y los recursos asignados a las calificaciones soberanas.
La ESMA está decidiendo si estos fallos vulneran la normativa de la UE, si es así «podrían tomar medidas apropiadas» que serían monetarias y podrían llegar hasta el 20 % del volumen de las compañías.
Entre las deficiencias que han detectado están la implicación de los directivos de las agencias en la calificación de la deuda soberana, la participación del personal del departamento de comunicación en el proceso o las actividades de publicación de sus investigaciones, esto en cuanto a los conflictos de intereses.
En lo relativo a la confidencialidad, las agencias revelan su calificación a terceras partes no autorizadas, no hay un control adecuado en la circulación de los resultados de los análisis dentro de las agencias, falta de control también en el uso de consultores externos de comunicación o accesos inadecuados a este tipo de datos.
En cuanto a las personas que deben calificar la deuda soberana tan importante para la economía de los estados, muchas veces no tienen suficiente nivel o no tienen suficiente experiencia y que estos carecen de una definición clara de sus funciones y responsabilidades.
A la hora de hacer públicos sus resultados las agencias los retrasan con frecuencia y cometen deficiencias a la hora de comunicarlos a los países afectados.
ESMA es una agencia independiente de la UE, que funciona desde 2011 y colabora con otras agencias de supervisión comunitarias.
En estos momentos la agencia Fitch califica la deuda española BBB, es decir, negativa estable igual que Standard & Poor's, ambas agencias mejoran la calificación de negativa a negativa estable.