Dos fabricantes aeronáuticos y algunas de las principales compañías aéreas europeas temen que la tasa de emisiones de carbono impuesta por la Unión Europea tenga graves consecuencias para el sector con repercusiones en el empleo. Sus directivos han pedido por carta a los jefes de gobierno de Alemania, Reino Unido, Francia y España que se busque una solución para evitar represalias por parte de países y empresas que se niegan a pagar el impuesto por volar sobre el cielo europeo.
La oposición de China a la tasa de emisiones de carbono impuesta por la UE ha tenido ya consecuencias. Según ha informado Airbus, Pekín ha cancelado un pedido de más de 9.000 millones de euros, como represalia por la medida europea. El fabricante calcula que se ponen en peligro 1.000 puestos de trabajo en Airbus y otros mil en empresas de suministros.
Las compañías aéreas creen que la tasa va a ser perjudicial también para sus negocios y piden un plan global que sustituya a esta decisión unilateral de la UE, que obliga a todas las aerolíneas, sea cual sea su nacionalidad, a comprar el equivalente al 15% de sus emisiones de CO2 para luchar contra el calentamiento global, si aterrizan o despegan de un aeropuerto europeo.
«Tratar de imponer un esquema en los vuelos fuera de Europa corre el riesgo de una acción de represalia contra las compañías aéreas y el comercio de la UE en un momento en que la economía europea se encuentra bajo una severa presión», señala un comunicado de British Airways, que recoge la BBC.
Además de Airbus y el fabricante MTU Aero Engines, las compañías Iberia, Air France, British Airways, Lufthansa, Air Berlin y Virgin Atlantic han escrito a David Cameron, Angela Merkel, François Fillon y Mariano Rajoy, para que tomen la iniciativa de reformar el impuesto y negocien con los países que tomen represalias.