Este fin de semana de septiembre LAREDO ha evocado el último desembarco de Carlos V en esta tierra cántabra. Una fiesta de emotivo interés que reúne desde hace 15 años a «piceños «y visitantes en una dinámica en que lo escenificado se transforma en contundente representación de época.
El emperador Carlos I de España y V de Alemania arriba en LAREDO desde el puerto de Flessinga en Bruselas, rumbo a su retiro en el monasterio de Yuste. Aquí es recibido por el pueblo que sabe que no pasa por sus mejores momentos. Sin embargo no olvidan la predilección que tenía por CANTABRIA desde aquel momento, cuando solo contaba con 17 años, y se dirigía a tomar posesión de la Corona de Castilla, que tenía previsto atracar en Santander, pero el mal tiempo se lo impidió.
Durante estos días la noble Villa de LAREDO ha echado a sus calles a la mayoría de sus habitantes para que sientan lo que subyace en las raíces de su pueblo. No se trata de un hecho en puntual solamente, ni de alabar el imperio de otros tiempos. Se busca recrear una sucesión de momentos, de acontecimientos a lo largo del tiempo que han conformado a un pueblo que trabaja, que sueña, que se divierte, pero que no descuida su historia. Y lo ha hecho para unir una vez más el Presente y el Pasado que es al final lo que nos permitirá planificar el futuro de forma sólida emotiva y en un panorama más holístico.
Quienes hemos vivido alguna de estas secuencias podemos decir que ni el foráneo se siente fuera de esta fiesta no es un simple espectador... es parte de la celebración. Es tal la fuerza de los hechos, del compromiso con sus raíces y tradiciones que los personajes se transforman en auténticos intérpretes de ese tiempo. La implicación es total. La evocación de hechos significativos une a los habitantes y se aprecia esa complicidad silenciosa para mantenerlo vivo escenificando, respetando, vistiendo esos hechos con la intervención más activa de su gente. Hay que recordar que la participación de los vecinos de esta Villa y los simpatizantes (algunos foráneos que repiten cada año) es totalmente altruista y logran trasladarnos al siglo XVI con todos sus detalles
Obras de teatro, salves marineras, cuentos, magia, conferencias, espectáculos piromusicales, desfiles, juegos de época y actuaciones malabares llenan y animan las calles. Son los bufones, músicos saltimbanquis, artesanos que se funden con la gente para hacer real lo que sucedió un 28 de Septiembre de 1556, cuando CARLOS V desembarca por última vez en esta zona.
Al Pregón de inauguración del Último Desembarco pronunciado por el heraldo imperial, Antonio Arconada «Antuán», (seguido del correspondiente cañonazo) le han sucedido una serie de actos muy bien gestionados en tiempo y espacio. Un Mercado Renacentista con una propuesta ambientada en las demandas del siglo XVI, pero con los productos de este siglo. Tampoco ha faltado música árabe y bailarinas de danza del vientre, exhibición de cetrería, domador de Ocas y Pavos ni «El jorobado con la bola» recorriendo el Mercado.
La Llegada del desfile con autoridades y séquito Imperial al Palenque de la playa para el gran acontecimiento, ha sido ejemplar. Cientos de personas ataviadas cuidosamente con trajes de época marcharon en silencio, tan solo acompañados por la música y la voz del narrador insistiendo en una sola misión «hacer más... que verosímil» aquel momento de la historia española.
Las representaciones musicales y de bailes así como las llamativas justas en las que los caballeros demuestran ante el Emperador su valentía y arrojo son seguidas atentamente por las decenas de Medios de Comunicación tanto locales y nacionales como extranjeros. En el plano artístico ha destacado la compañía local ALDABA con el nuevo repertorio que ha estrenado en «La Bienvenida a CARLOS V». Y este año han sido muy aplaudidos los espectáculos como «La serpiente que se muerde la cola» de la compañía francesa «Entr Act», el grupo histórico de Abanderados de Castiglion Fiorentino desde Florencia (Italia) han deleitado con el espectáculo de exhibición del Manejo de las Banderas fluorescentes y la compañía del Foc con el insuperable espectáculo «Girafoc».
Con 21 salvas de honor El Emperador desembarcó y fue recibido por sus hermanas Leonor y María. Después de los discursos institucionales -que estaban llenos de guiños- al compromiso de un pueblo de guardar su memoria y a los visitantes de asegurarles que lo que veían era real, se ha llegado al cierre. El broche final del desembarco lo pone la impactante exhibición piromusícal de la Compañía del Foc, venidos desde Barcelona en honor al Sire.
El Desfile Imperial acompañado por las autoridades y séquito del Emperador, recorriendo las calles principales ha sido memorable. El Emperador de paladar exquisito, generoso en raciones y de deleite de la buena mesa, se merecía una gran cena. En el Túnel de la Atalaya de casi dos kilómetros que se desliza en el interior de una colina se ha ofrecido una espectacular cena medieval en su honor. Fue muy animada por bailarinas, bufones, músicos, actores, malabaristas, coros con canciones marineras que han hecho que la fiesta tenga vida y no será fácil olvidar tal despliegue artístico. Casi mil personas disfrutamos del banquete, bailando y cantando a lo largo del túnel que hacía de residencia de agasajos. Mientras tanto decenas de «jóvenes anfitriones» con trajes de época ofrecían con una actitud y cortesía especial los exquisitos manjares, demostrando que esto no es solo cuestión de añoranzas de un lejano pasado.
En este emotivo final Carlos V saluda a sus súbditos: nobles, poetas, juglares, damas de alta alcurnia y demás personajes que le han acompañado en la última etapa de su vida ya que dos años después moría en España. Era en ese momento un hombre enfermo y estaba exhausto por lo que no podía andar y fue en todo momento transportado en silla de mano. Esta situación personal ha hecho aun más cercana la representación, ya que muchos de los presentes comprendieron la vulnerabilidad del ser humano y el corto plazo de vida para llevar a cabo proyectos ... más allá del «color de su sangre».
Llega el final de las fiestas con el espectáculo de luz y pirotecnia mientras el Emperador se ausenta y se dirige a la puebla vieja de LAREDO para preparar su marcha y posterior retiro en Yuste.
Esta celebración merece un gran reconocimiento por el esfuerzo y mimo que se pone para conservar la memoria «viva» de los hechos históricos y la interculturalidad de las tradiciones. Ser designado como Itinerario Cultural Europeo en el marco de RUTAS EUROPEAS de CARLOS V sería valorar esta convocatoria anual y atraer a aquellos visitantes que aún no lo conocen, porque no les defraudarían con las expectativas generadas hasta el momento, aumentando el entusiasmo por repetir una y otra vez y la excusa de conocer más aún, las tierras cántabras.