La crisis de la eurozona está adquiriendo un cariz que puede afectar al crecimiento mundial, tanto que la exministra de finanzas francesa cree se podría llegar al «colapso de la demanda global».
La reacción debe ser mundial e insta a los líderes políticos de las naciones más ricas a actuar «con audacia» para evitar llegar a lo que algunos llaman ya una «década perdida».
Lagarde, se encuentra en China, a donde ha llegado desde Rusia en una gira para convencer a estos países de que inviertan en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
En la reunión del pasado 26 de octubre, el eurogrupo acordó apalancar el fondo de rescate desde los 440.000 millones de euros actuales hasta un billón de euros, para poder acudir en caso necesario, en ayuda de las economías más fuertes como Italia o España.
Una parte de ese dinero debería llegar desde otras economías. Las emergentes, Brasil, Rusia , India, China y Sudáfrica (BRICS) prefieren hacer su contribución a través del FMI.
La directora gerente ha subrayado que «la economía mundial ha entrado en una fase peligrosa y de incertidumbre», y añade que Asia se podría ver afectada. Un problema añadido es que China mantiene su moneda artificialmente baja para favorecer sus exportaciones y sus socios comerciales llevan tiempo pidiendo que la moneda adquiera su valor real.