Lo vivido en el parlamento británico es un poco el mundo al revés, por las posturas defendidas sobre Europa y por los extraños compañeros de voto que la UE ha promovido. La Cámara de los Comunes ha aprobado, por 307 votos a favor y 294 en contra, una moción presentada por un parlamentario conservador, que pide al gobierno británico una postura más dura en la negociación de los presupuestos europeos plurianuales.
Cameron defendía una congelación de las cuentas comunitarias, con subidas que correspondan a la inflación, mientras que laboristas y tories rebeldes exigían que el primer ministro apueste en Bruselas por una reducción presupuestaria, ante las medidas de austeridad aplicadas en todos los países de la UE. En 2011 la contribución neta del Reino Unido a la UE fue de 11.400 millones de euros.
La votación no es vinculante, pero supone una importante derrota interna para el premier británico y una muestra más de la distancia que se va abriendo entre el Reino Unido y el resto de Europa. En un debate agrio, el líder laborista, Ed Miliband, acusó a Cameron de «debilidad» ante sus socios comunitarios, por lo que el primer ministro le llamó «oportunista».
La propuesta de Bruselas para debate entre los 27 es que el presupuesto para los próximos siete años sea equivalente al 1,03% de la riqueza bruta de la UE, lo que supone un incremento del 5% frente al presupuesto del actual periodo 2007-2013.