El grupo extremista islámico de Nigeria, Boko Haram, ha comenzado a operar en Camerún, según altos funcionarios de Defensa de este país de África central conocido por su relativa estabilidad. «Ahora mismo, Boko Haram nos está infiltrando. El ejército va a reforzar el sistema de inteligencia para contrarrestar eficazmente esta amenaza, que parece estar obteniendo apoyo local», dice el coronel Didier Badjeck, portavoz del Ministerio de Defensa camerunés.
El gobernador de la región del Extremo Norte, Agustín Awa Fonka, nos dice que la precisión con la que el grupo extremista atacó un puesto militar en la provincia el 5 de mayo, da credibilidad al hecho de que la acción se llevó a cabo con la ayuda de informantes locales.
Camerún comparte su frontera noroccidental con Nigeria, que se extiende hasta el bastión de Boko Haram en el norte nigeriano de mayoría musulmana.
El grupo armado, con vínculos con la red extremista Al Qaeda en el Magreb islámico y con su aliado en Somalia, Al Shabaab, puso los focos mundiales sobre sus actividades tras el secuestro el 14 de abril de más de 200 adolescentes, en una escuela pública de orientación católica en la región de Borno, en su área de influencia, que aún mantiene retenidas.
En marzo, el gobierno camerunés estableció una serie de puestos militares a lo largo de la frontera en respuesta al grupo islamista, cuyo nombre significa «La educación occidental es un pecado» en el dialecto hausa.
Pero en la madrugada del 5 de mayo, más de 30 presuntos insurgentes de Boko Haram atacaron el puesto militar de Kousseri en la región del Extremo Norte y liberaron a uno de sus miembros detenido allí. En el proceso mataron a un gendarme y a un civil que se encontraba bajo custodia, e hirieron a varias personas.
En todos los atentados de Boko Haram, «especialmente... contra el puesto militar, se realizaron varias detenciones. El ataque no habría sido posible sin informantes locales, y creemos que vamos a identificar a estos cómplices», destacó el gobernador Awa Fonka.
El funcionario admitió que el ataque contra el ejército acrecentó el temor de la población local.
«Las fuerzas de la ley y el orden están para proteger a la población. Cuando ellas son las atacadas, se desestabiliza todo el mundo», dijo.
Los agresores son terroristas «sin rostro» que solo pueden ser encontrados con ayuda de los lugareños. Agregó que «se pondrán en marcha todas las medidas para localizar a los atacantes, o al menos atrapar a sus cómplices».
Los ataques en Nigeria provocaron el desplazamiento de refugiados hacia la relativa seguridad de Camerún. El 6 de mayo Boko Haram asaltó un mercado en la ciudad fronteriza nigeriana de Gambourou y mató a más de 200 personas, entre ellas cuatro cameruneses.
Unos 3.000 nigerianos, muchos de ellos heridos por la violencia extremista, cruzaron a la ciudad camerunesa de Fotokol.
«Las fuerzas de la ley y el orden no pueden hacerlo por su cuenta. Necesitan a la población para denunciar a las personas de origen dudoso que se encuentren en sus vecindarios. Tenemos que unirnos, porque una nación unida en contra de su enemigo es invencible», dice Awa Fonka.
Sin embargo, la cooperación de la población es dudosa. «La gente sospecha una de la otra. No se puede confiar ni siquiera en su vecino porque no sabe con quién se sienta a cenar», dice Alamine Ousman, un residente de Kousseri, en la región del Extremo Norte.
«Sabemos que los miembros de Boko Haram están aquí entre nosotros, se mueven como cualquier otra persona, sin que te des cuenta de que pertenecen» al grupo extremista, agrega.
Muchos en la región temen por sus vidas y se niegan a dar información sobre Boko Haram. Hawe Aishatu, que escapó de los ataques en la región del Extremo Norte y huyó a Yaundé, lanza una mirada furtiva antes de hablar en voz baja. «Hablar acerca de esta gente puede significar la muerte. Son fundamentalmente malvados», aseguaó la mujer.
El reciente ataque contra el puesto militar de Kousseri obligó a El Hadji Numbao y su familia a huir del pueblo. Si los insurgentes tenían el descaro de atacar a los militares, entonces la gente común como él no estaba segura, nos comenta.
«Es aterrador», resume, tras bajar de un tren en la estación de Yaundé. «Resulta difícil vivir en un lugar donde incluso el susurro de las hojas de los árboles te quita el sueño, y donde sabes que tú y tus hijos podríais ser asesinados sin aviso», manifestó.
«Lo abandoné todo. Mis negocios, mi ganado... todo. Pero estoy contento de que mis siete hijos y tres esposas estén a salvo», destaca Numbao, quien se mudó a la capital con su familia.
Adouraman Halirou, profesor universitario y especialista en temas fronterizos, dice que teme que Camerún, que se enorgullecía de ser una fuente de paz en un continente problemático, puede estar internándose en el caos.
El experto insta al gobierno a emplear todos sus recursos humanos y técnicos para detener la amenaza.
«Los conflictos, las crisis y las tensiones que sufre la región, especialmente Nigeria, no han dejado de tener repercusiones en nuestro país», declara el ministro de Comunicaciones, Issa Tchiroma Bakary.
Camerún también ha instalado puestos militares en su frontera oriental con la República Centroafricana ya que también sufrió ataques en la zona. En la región Este 18 residentes locales fueron secuestrados el 2 de mayo por insurgentes de la vecina nación.
«Camerún es objeto de ataques perpetrados desde los países vecinos, y por los ciudadanos de esos países», añade Tchiroma Bakary.