La UE y el FMI empiezan a negociar con Irlanda

El martes fue el Eurogrupo; el miércoles, los ministros de Finanzas de los 27. Todos mantienen la presión sobre Irlanda para que resuelva sus problemas financieros, no se resista a aceptar el plan de rescate y evite la contaminación a otros países de la eurozona.

Expertos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo viajan este jueves a Dublín para iniciar las negociaciones de un posible plan de rescate, que podría llegar a los 100.000 euros, para frenar la crisis de deuda y, de paso, sanear su agonizante sistema bancario. El gobierno irlandés insiste en que no es necesario.

Tampoco los ministros del ECOFIN han conseguido convencer a Irlanda de la necesidad de que acepte la asistencia europea que presta el fondo de 750.000 millones de euros previsto para países en crisis de la eurozona. Sin embargo, una comisión de técnicos del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional llegará este jueves a Dublín para preparar las negociaciones ante un posible rescate.

Esa comisión analizará tanto las finanzas irlandesas y la deuda pública como la situación de los bancos, que ha sido el detonante de la actual crisis, han recibido ayudas que han disparado el déficit público y que todavía dependen de la liquidez que proporciona el Banco Central Europeo.

Pero Irlanda sigue negando que necesite la financiación de la UE. El primer ministro, Brian Cowen, asegura que su gobierno no tratará sobre el rescate con los expertos europeos, sino cuestiones monetarias que afectan a la zona euro y a Irlanda. Aún más, el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, afirma que el sistema bancario irlandés «no atraviesa dificultades graves».

Del blanco al negro. A pesar de los desmentidos irlandeses, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha dicho este miércoles que «la situación es muy urgente y de hecho muy grave. Así que no tenemos tiempo que perder. Es esencial que se restaure la confianza en el sector bancario irlandés por el bien de la estabilidad financiera de Europa y para restaurar la confianza en la economía real irlandesa».

Rehn ha aclarado que, en cualquier caso, el fondo de rescate europeo no se centrará en los problemas del sector bancario, como pretendería Dublín, porque no está pensado para eso, sino en un programa completo de consolidación fiscal para los próximos cuatro años, que consiga reducir el déficit al 3% en 2014. Eso sí, Irlanda puede aplicar un programa específico a la reestructuración de su banca, que Rehn, considera necesario para hacerla viable.

El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, que preside este semestre el ECOFIN, ha pedido que la UE imponga a los bancos irlandeses las mismas medidas que ha exigido a otros países, como una disminución importante de la actividad. Reynders considera inevitable el rescate de Irlanda porque «para el BCE será difícil ir más lejos a la hora de dar liquidez a algunos bancos en diferentes Estados miembros y sobre todo en Irlanda».

Todos insisten en que la UE está preparada para actuar, incluso Reino Unido, que no forma parte de la eurozona, por la enorme cantidad de dinero que los bancos británicos tienen invertido en el país vecino. «Vamos a hacer lo que conviene al interés nacional británico. Irlanda es nuestro vecino más cercano y al interés nacional británico le conviene que la economía irlandesa tenga éxito y que tengamos un sistema bancario estable», ha dicho George Osborne, ministro de Finanzas británico. Nada se puede hacer si no el gobierno irlandés no pide formalmente socorro.