La Unión Europea calcula que un acuerdo de este tipo puede añadir un 0,5 por ciento a la producción económica anual de la UE. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha destacado que «la relación económica Transatlántica ya es la más importante del mundo, representa la mitad del valor económico global en el comercio de bienes y servicios. Además ha servido para crear millones de puestos de trabajo a ambos lados del Atlántico».
Este tratado tiene previsto ir más allá del enfoque clásico que supone la eliminación de aranceles y la apertura de los mercados a las inversión, los servicios y la licitación pública. Se calcula que los costes adicionales a las diferencias fiscales significa, de promedio, un 4% pero en algunos sectores es superior al 10 por ciento y en algun caso llega incluso al 20%.
La semana pasada el Comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht y su homólogo estadounidense, Ron Kirk, (está previsto que deje su cargo en los próximos días) presidieron el «grupo de trabajo de alto nivel sobre empleo y crecimiento» creado en 2011. En esa reunión surgió el acuerdo que anoche anunciaba Barack Obama y que hoy ha confirmado el presidente de la Comisión, Durao Barroso.
Ambos bloques destacan que la relación comercial entre las dos regiones es la columna vertebral de la economía mundial. La UE y Estados Unidos cuentan con la mitad del PIB mundial y su relación es un tercio de los flujos mundiales de comercio. Cada día los productos y servicios negociados son de casi 2 mil millones de euros y suponen una inversión añadida de más de 2 billones de euros.
Los últimos estudios realizados indican que en 2027 este ambicioso acuerdo podría traer ganancias anuales del 0,5 por ciento de aumento del PIB de la UE y de un 0,4 por ciento del de Estados Unidos. Eso equivaldría a 86 mil millones de ingresos adicionales anuales en la economía UE y a 65 mil millones de euros en la de Estados Unidos.
Las tres grandes áreas que se negociarán comprenden el acceso a los mercados, la supresión de barreras arancelarias y las licitaciones públicas. Para la Comisión Europea ampliando el comercio y las inversiones transatlánticas se «contribuye a fomentar nuevas formas de cooperación para hacer frente al desarrollo de reglas globales que refuercen el sistema multilateral de comercio».
Las actuales tasas arancelarias suponen unos costes, que aunque bajos no son «nada despreciables», que significan para la UE un 5,2 por ciento y para EE.UU. un 3,5 por ciento. Su reducción afectaría sobretodo a los productos industriales y agrícolas. Ambas partes quieren, también, abrir sus mercados de servicios a nuevos sectores como por ejemplo el transporte.
A parte del aspecto monetario también habría otras repercusiones, como por ejemplo las llamadas «tarifas detrás de la frontera», es decir muchos obstáculos burocráticos que impiden acelerar los negocios. Está previsto equiparar los sistemas de seguridad o diferentes normas ambientales. Se trata de reducir los costes y los retrasos innecesarios para las empresas, manteniendo un alto nivel de protección de la salud a los consumidores y del medio ambiente.