«En vista del empeoramiento de la situación pedimos a los Ministros de Asuntos Exteriores que evalúen la situación y consideren cualquier acción apropiada, particularmente, nuevas medidas restrictivas», asegura el comunicado de los líderes europeos. Asimismo, lamentan «la evidencia» del continuo apoyo de Rusia a los separatistas prorrusos, lo que demuestra «la responsabilidad» de Moscú.
Las tornas han cambiado en poco más de una semana. El pasado lunes, cuando los ministros de exteriores se reunieron, suavizaron el discurso contra Rusia. Apelando a que el papel de Moscú es clave para resolver conflictos como el de Siria, Afganistán y la lucha contra el terrorismo. El ministro español, Manuel García-Margallo, incluso ofreció la posibilidad de desbloquear el conflicto de la anexión de Crimea por vía de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Sin embargo, el ataque a la ciudad de Mariupol, en el este de Ucrania, del pasado fin de semana, en el que murieron 30 civiles y causó 100 heridos, ha sido un punto de inflexión. La Alta Representante de Política Exterior, Federica Mogherini, convocó así una reunión extraordinaria de ministros del ramo para el jueves.
Asimismo, la OTAN también se reunió este lunes de urgencia con el gobierno ucraniano para abordar la nueva situación. El secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, ha urgido a Rusia a que deje de prestar «ayuda financiera, política y militar» a los rebeldes. La de ayer, fue la primera reunión extraordinaria de los aliados desde agosto, donde coincidieron en que los últimos ataques en la región de Donetsk constituyen una violación del alto el fuego, acordado en Minsk el pasado septiembre.
No obstante, la OTAN, prácticamente desde el fin de las hostilidades, ha denunciado la presencia de fuerzas rusas en el este del país de forma constante, así como un aumento del equipamiento de los rebeldes con tanques, artillería y sistemas de defensa avanzados. Stoltenberg ha reiterado el apoyo de la OTAN a Ucrania para encontrar una solución «pacífica» al conflicto, «no militar», y afirmó que la reunión de urgencia demuestra el compromiso con Kiev.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, sigue negando cualquier contribución al conflicto en Ucrania y acusó a los militares leales a Kiev de ser «una legión extranjera de la OTAN», que no busca intereses nacionales, sino que tiene objetivos «geopolíticos» para «contener a Rusia». Poco después, Stoltenberg contestó a las acusaciones de Putin y replicó que «no tenían sentido». «No hay ninguna legión de la OTAN. Las tropas extranjeras en Ucrania son rusas, y este es el problema», denunció.
Después del encuentro con los embajadores, Stoltenberg también se reunió ayer con la jefa de la diplomacia exterior, Federica Mogherini, con quien abordó, entre otros temas, el conflicto en Ucrania. El secretario general de la OTAN asegura que mantiene su apoyo a la sanciones económicas impuestas a Rusia por los Veintiocho y Estados Unidos y considera que «son importantes para enviar un mensaje claro al Kremlin: violar la ley internacional e incumplir los acuerdos internacionales tiene sus consecuencias». Rusia ya lo ha empezado a comprobar con una inflación en claro aumento, una devaluación del rublo, y la caída del precio del petróleo a lo que hay que añadir que la agencia de calificación Standard&Poor's rebajara ayer la deuda del país a la categoría de bono basura.
Fuentes comunitarias confirman que el próximo jueves se pretenderá lanzar un mensaje político contra Rusia. El ministro de exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier asegura «que no se descartan» nuevas medidas contra Moscú. Lo que decidan finalmente los titulares de exteriores quedará en manos de los Jefes de Estado y de Gobierno, que se reúnen el próximo 12 de febrero, en una Cumbre en la que se prevé que abordarán asuntos clave como el terrorismo, el nuevo mapa político de Grecia tras las elecciones y Ucrania.