Los ministros de Finanzas del Eurogrupo no dan con la fórmula para que el sector privado participe en las nuevas ayudas financieras para Grecia sin que las agencias de calificaciónlo consideren una suspensión de pagos.
El plan francés para que los acreedores privados refinancien cerca del 70 por ciento de su deuda griega en bonos a 30 años no convence. Alemania, Holanda, Austria y Finlandia quieren que los bancos griegos asuman parte del coste del rescate y, en cualquier caso, que la participación privada en el rescate sea importante, aunque se considere un impago.
El Banco Central Europeo, por el contrario, cree que si es así aumentaría la inestabilidad en los mercados y el efecto contagio. La ministra española de Economía, Elena Salgado, es de la misma opinión: «Nosotros hemos sido siempre muy prudentes en esta consideración porque entendíamos que podía generar inestabilidad».
Salgado ha reconocido públicamente la incapacidad de la UE ante el problema y ha dicho que «tenemos que dar una imagen de unidad, tenemos que dar una imagen de firmeza y tenemos que dar una imagen de determinación, de que haremos todo lo que sea necesario para garantizar la estabilidad del euro».
Nada de eso se ha visto este lunes en Bruselas. La reunión de urgencia convocada por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, con los responsables económicos de la UE acabó sin resultados y la reunión del Eurogrupo, con división de opiniones y sin solución.
Según algunas fuentes, a finales de julio se convocará otra reunión de ministros de la eurozona. Mientras tanto, España e Italia pagan las consecuencias de la indeterminación. La prima de riesgo ofrecida a los inversores por los bonos españoles a diez años ha superado los 330 puntos. Italia ha llevado la rentabilidad de los bonos a marcar su valor más elevado desde 1997.
El miedo al contagio de la crisis, sobre todo, a Italia ha hundido al euro, que cayó este lunes frente al dólar y llegó a un mínimo histórico frente al franco suizo.