España podría enviar entre 40 a 50 hombres para esta misión de entrenamiento de soldados malienses mientras que Alemania, Polonia y Bélgica han dicho que podrían participar en la fuerza comandada por la Comunidad Económica de los Estados del oeste de África (CEDEAO) que combatirá en Malí siguiendo la resolución de la ONU.
El objetivo es lanzar el operativo de unos 3.000 soldados, a mediados de febrero como muy tarde. «Los franceses no están solos, simplemente fueron los precursores», ha dicho el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius que ha resaltado el apoyo ofrecido por los países europeos y la «ayuda logística» y para el «transporte y comunicaciones» que ofrecieron aunque en una reacción un poco tardía.
Casi las mismas palabras ha utilizado la jefa de Exteriores de la UE, Catherine Ashton, «Francia no está sola. Reaccionó como tenía que reaccionar». El comisario europeo de Desarrollo, Andris Piebalgs, ha dicho que la UE financiará con 50 millones de euros la misión de entrenamiento y ha mencionado la posibilidad de habilitar 250 millones de ayuda congelados tras el golpe de Estado de marzo de 2012, tras el que los rebeldes tomaron el norte del país. Por su parte el ministro español, José Manuel García Margallo, ha señalado que en la reunión del consejo de este jueves han constatado que «la situación constituye una amenaza no sólo para Malí, sino también para sus países vecinos y la propia Europa». «Estamos ante el intento de una organización terrorista de hacerse con un estado».
La estrategia que ha diseñado la UE está basada en cuatro pilares: militar, ayuda humanitaria, promover el desarrollo económico del país y la estabilización política con la convocatoria de elecciones. Sobre las resoluciones de ahora planea la sombra de la tardía reacción a comienzos de 2012 cuando grupos radicales comenzaron a tomar el control del norte del país. El ministro de Exteriores de Malí, Tieman Hubert Coulibaly, ha admitido en Bruselas «nosotros mostramos algunas debilidades» y ha señalado que «ahora pedimos la colaboración internacional» para corregirlas.
Por su parte el presidente francés, Fraçois Hollande ha dicho que la crisis de los rehenes en Argelia demuestra que la intervención francesa está justificada. Según expertos la operación de toma de rehenes entrañaba una gran complejidad por lo que debía de estar preparada tiempo antes de la intervención francesa, aunque ha sido presentada como una represalia. Los asaltantes aseguraron que habían llegado de Malí a más de 1.200 kilómetros de distancia algo que el ministro del Interior argelino ha desmentido, según él eran de la región.
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