No obstante, la operación italiana de búsqueda y rescate «Mare Nostrum ha hecho mucho por abordar el problema de salvarle la vida a la gente», según Anneliese Baldaccini, directora de asilo y migración de la organización humanitaria Amnistía Internacional.
Mare Nostrum se puso en marcha tras la tragedia de octubre de 2013 en la que murieron 366 inmigrantes cuando el barco que los trasladaba se hundió frente a las costas de Lampedusa, una isla italiana más próxima a Túnez que a Italia. Italia, que preside la UE este semestre, invierte unos nueve millones de euros al mes en la iniciativa de la que es la única patrocinadora.
En entrevista, Baldaccini destaca la insostenibilidad de esta operación. Por eso «Amnistía pide a la UE que actúe de manera concertada para apoyar a Italia en estas operaciones», pero el bloque «se muestra renuente», señala.
«Con su operación Mare Nostrum, Italia presiona para que se brinde una respuesta humanitaria colectiva», dice Gregory Maniatis, investigador del Instituto de Políticas Migratorias y asesor de Peter Sutherland, representante especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas para la migración internacional.
«Pero lo que falta a nivel de la UE es una visión común del problema», nos comenta. «La UE tiene que hacer más para generar vías legales a los solicitantes de asilo y los migrantes», pero en este momento «se concentra casi exclusivamente en el fortalecimiento de sus fronteras», explica Maniatis.
El investigador argumenta que la UE no trabaja de manera sostenible «para mejorar el proceso de los asilados con el fin de crear un sistema europeo verdaderamente común, aumentar su capacidad de recepción de refugiados y establecer formas para que la gente solicite asilo sin emprender la peligrosa travesía del Mediterráneo».
Para Amnistía Internacional existe una dicotomía entre la «aspiración de la UE por promover los derechos humanos y la realidad de las violaciones a los derechos humanos en los Estados miembros».
En sus recomendaciones a la presidencia italiana de la UE, la organización con sede en Londres afirmó que en la actualidad «las medidas de control fronterizo exponen a los inmigrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo a un daño grave».
«Su detención es sistemática, más que excepcional. Y su falta de agencia los hace vulnerables a la explotación y el abuso extremos», sostiene.
Amnistía Internacional ha pedido a Italia, en vista de su actual presidencia de la UE, que «muestre su liderazgo y dirija a la Unión en el rumbo de los derechos humanos, para poner a la gente antes que la política».
La cumbre del Consejo Europeo celebrada el 26 y 27 de junio acordó pautas generales para la estrategia europea de migración y asilo, que «no cambian el statu quo actual» y «hasta representan un retroceso», según Baldaccini. En general, «muestran una falta de compromiso político», agrega.
Baldaccini explica que la Secretaría del Consejo Europeo atribuyó en parte al crecimiento de los partidos de extrema derecha en las elecciones del Parlamento Europeo del 25 de mayo, el hecho de que no se avance en las políticas migratorias.
En general, los Estados, y no solo los partidos de extrema derecha, se resisten a «mencionar los derechos humanos ya que eso podría percibirse como una forma de alentar más llegadas» de extranjeros a Europa, asegura Baldaccini.
Muchas organizaciones reclaman a la UE que cambie su estrategia migratoria. La tragedia de Lampedusa es un ejemplo más en una larga serie de hechos similares, según Elena Crespi, funcionaria para Europa occidental de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), que representa a 178 organizaciones de todo el mundo.
«A pesar de los reiterados compromisos con el cambio, las políticas migratorias de la UE siguen estando impulsadas por la seguridad y apuntan a reforzar el control de las fronteras, mientras prestan poca atención a los derechos de los inmigrantes», destaca Crespi.
La funcionaria menciona el ejemplo de Frontex, la agencia europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la UE.
La creciente presencia de Frontex no se refleja en un menor número de incidentes ni en un mayor respeto por los derechos de los inmigrantes y solicitantes de asilo, asegura. Por el contrario, ha aumentado el número de denuncias de violaciones de los derechos humanos en las fronteras exteriores de la UE, añade Crespi.
Frontex rechaza la recomendación del Defensor del Pueblo europeo de poner en marcha un mecanismo que permita la investigación de las presuntas violaciones. Eso plantea dudas sobre la compatibilidad de las operaciones de esa agencia con los derechos humanos, indica Crespi.
Además, Frontex no evita que los inmigrantes mueran en el mar, añade. En cambio, el control fronterizo más riguroso hace que la gente tome rutas de llegada a Europa cada vez más peligrosas.
Italia pretende que Frontex asuma los costes de las operaciones de Mare Nostrum, indica Simona Moscarelli, jurista de la Organización Internacional para las Migraciones, con sede en Roma. Pero para eso habría que «modificar la misión de Frontex porque su mandato no incluye las operaciones de búsqueda y rescate», explica.
«La función de Frontex no es la de salvar vidas, sino prevenir y disuadir el ingreso de los inmigrantes a Europa», precisa Crespi. Por otra parte, «la gran mayoría de los inmigrantes que cruzan el mar Mediterráneo son ciudadanos de Siria y Eritrea y deberían tener derecho al asilo», plantea Moscarelli.
Acnur informó que en 2013 había crecido el número de sirios que llegaron a Europa por mar. En 2013, Italia rescató del Mediterráneo a más de 11.300 ciudadanos sirios.
«La UE debe modificar su estrategia migratoria y poner en el centro el respeto de los derechos de los inmigrantes y los solicitantes de asilo», exhorta Crespi.
«Algunos pasos que pueden darse en la dirección adecuada son la apertura de nuevos canales para la inmigración regular, la mejora de la capacidad de recepción... y la investigación de las violaciones de derechos humanos», recomienda Crespi.