El informe lo ha presentado el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y ha sido redactado con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Los cuatro proponen que se debata «una arquitectura más fuerte de la unión económica y monetaria, sobre la base de marcos integrados para el sector financiero, las cuestiones presupuestarias y la política económica. Todos estos elementos deben ser respaldados por la legitimidad del fortalecimiento democrático y la rendición de cuentas».
En otras palabras, los líderes comunitarios proponen que el Banco Central Europeo tenga poderes para supervisar todos los bancos de la eurozona y, en su caso, intervenir. Se crearía además una autoridad bancaria europea para controlar un fondo de garantía de depósitos y un fondo de liquidación prefinanciado por las entidades para gestionar las quiebras. El fondo de rescate europeo, MEDE, «podría actuar como garante presupuestario».
Por lo que respecta al control presupuestario, lo que se plantea es crear una especie de superministerio de Finanzas en el Eurogrupo con poder para fijar el techo de gasto en los presupuestos nacionales y autorizar los niveles de deuda superiores a los previamente acordados. Así la eurozona estaría en posición de exigir cambios en las partidas presupuestarias nacionales si se violan las reglas pactadas.
La cesión de soberanía presupuestaria permitiría «explorar» la emisión de deuda conjunta, a medio plazo, «como un elemento de la unión fiscal y sujeto al avance en la integración fiscal». Expresamente, los líderes de la UE dicen que los «avances en la puesta en común de las decisiones sobre los presupuestos permiten ir acompañados de medidas acordes hacia la puesta en común de los riesgos». Por último, una unión fiscal, dice el informe, implicaría el desarrollo en la zona del euro de un Tesoro público.
Los cuatro mandatarios piden además avanzar en la integración económica, en políticas como la movilidad laboral o coordinación de impuestos, y reclaman medidas para reforzar la capacidad política y administrativa de las instituciones nacionales.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reconocido que «la crisis ha revelado crudamente el nivel de la insuficiente coordinación de la supervisión bancaria» y ha estimado que la unión bancaria puede lograrse rápidamente, porque no exige cambios en los tratados, lo que si ocurre con la unión presupuestaria y fiscal. Barroso reconoció que algunos socios de la UE no están preparados para dar ese salto, pero advirtió de que el camino es irreversible y de que «el ritmo de la integración europea no puede ser el del miembro más lento».