Grecia está semiparalizada, los disturbios se suceden a las protestas, hay grupos violentos que se enfrentan a la policía e indignados que rechazan esas actuaciones y se sientan ante los antidisturbios en actitud pacifista.
La huelga general sigue este martes, mientras el Parlamento debate el plan de ajuste que exige la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, con el rechazo tajante de la oposición conservadora y con más deserciones entre los socialistas que dejan en el aire la mayoría absoluta con que cuenta el primer ministro, Yorgos Papandreu, para sacar adelante las medidas.
La advertencia de la UE tiene ya tintes de amenaza: «La única manera de evitar una quiebra inmediata es que el parlamento respalde el programa económico revisado... A los que especulan sobre otras opciones, permítanme decirles esto claramente: no hay plan B para evitar la quiebra», ha dicho el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
Bruselas llama a la responsabilidad de los diputados griegos por el futuro de su paísy por la estabilidad financiera de toda Europa. Consciente de la encrucijada en la que se encuentra el Pasok, en el gobierno, Rehn ha pedido que se busque el consenso social y ha recordado la iniciativa del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso,por la que la UE está dispuesta a adelantar el pago de los fondos que corresponden a Atenas.
Pero Bruselas no afloja la presión: «La UE continúa dispuesta a apoyar a Grecia. Pero Europa sólo puede ayudar a Grecia si Grecia se ayuda a sí misma».