El periódico alemán, que no cita sus fuentes, apunta que la línea de crédito europea daría a los bancos españoles la opción de captar fondos propios y recurrir a la ayuda del fondo de rescate si no consiguen la financiación suficiente. Sería una herramienta provisional que no compromete la negativa de Angela Merkel a que los bancos se puedan recapitalizar directamente del fondo y permitiría a España salir del apuro sin embarcarse en un rescate del Estado.
El gobierno español juega las dos cartas: indirectamente avisa de que necesita a la UE, pero no tan alto como para que parezca una petición de rescate. El ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha dicho que España no ha pedido en ningún momento ayuda para la banca española a las autoridades financieras europeas y ha aclarado que lo que reclama es una»unidad bancaria europea» para salir de la crisis.
Casi al mismo tiempo, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, reconocía en el Senado que España tiene «un problema de financiación, liquidez y sostenibilidad de la deuda» y cree que la solución es que Europa apoye «a quien lo necesite». Por primera vez, Rajoy defendía en público la emisión de eurobonos, porque «Europa necesita decir a dónde va para dar seguridad y decir que el euro es un proyecto irreversible y que no está en juego».
El llamamiento es similar desde todos los altavoces internacionales, aunque las acciones son pocas y lentas, mientras Alemania no de pasos decisivos y se mantenga en la retórica de la austeridad ante cualquier medida efectiva e inmediata. La reunión de las mayores economías del mundo agrupadas en el G7 (EE.UU., Japón, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) no respondió a las expectativas creadas pero de allí salió un mensaje de apoyo «a los avances hacia la unión fiscal y monetaria en Europa», según un breve comunicado difundido al término del encuentro de los ministros de Finanzas.