El socialdemócrata Martin Schulz, ha puesto un ejemplo muy claro en Barcelona donde ha asistido a un desayuno informativo de El Periódico de Cataluña «Si ustedes van al mercado y compran medio kilo de manzanas pagan el IVA, si van a la Bolsa también en Barcelona y compran acciones no lo tendrán que pagar».Parece difícil de explicar porque lo recaudado en la Bolsa vendría muy bien a la economía española, por ejemplo.
Schulz, no cree que la deuda pública de un país se deba financiar con recortes y reducción de las prestaciones sociales a los ciudadanos mientras que los «grandes fondos de inversión, y las grandes empresas, que dicho sea de paso han recibido ayudas del Estado que los ha salvado, no tienen que pagar impuestos por sus transacciones financieras». Ha añadido que esto no es una cuestión de ideología sino de justicia. Los ingresos por la tasa serían de unos 55.000 millones de euros, de los que unos 5.000 repercutirían en las finanzas españolas de acuerdo a su aportación al PIB europeo.
El presidente del Parlamento Europeo ha explicitado su preocupación por la situación que está atravesando la Unión Europea y el peligro de que el proyecto comunitario termine en un fracaso. «La UE se encuentra en una encrucijada» dice Schulz y no le favorece el aumento del nacionalismo en los Estados miembro. Aclara que «cuando el éxito es a nivel nacional y el fracaso a nivel europeo me parece escandaloso y estoy completamente en contra». Rechaza expresiones como las del presidente francés Nicolas Sarkozy, asegurando que quienes gobiernan Europa son la canciller alemana Angela Merkel y él mismo.
El jueves pasado en una comparecencia ante el colegio de comisarios de la UE, Schulz se expresó en términos muy parecidos. Habló de la xenofobia que aumenta en los Estados, del cuestionamiento del euro, de la petición de cerrar las fronteras interiores que han hecho Francia y Alemania y de que se reduzca el presupuesto comunitario. Schulz cree que es una evolución que pone en peligro los principios fundamentales de la Unión Europea.
«En estos momentos, los ciudadanos y las ciudadanas de Europa necesitan más que nunca inversiones que estimulen el crecimiento de la Unión Europea, para compensar los recortes que se han hecho a nivel nacional, relanzar la economía y crear empleos» dijo el presidente del europarlamento.
En cuanto a la Unión por el Mediterráneo, que tiene su sede en Barcelona y de cuya Asamblea parlamentaria ha sido elegido vicepresidente, ha dicho que cuatro años después de su creación está en «una situación lamentable», a pesar de que la cuenca mediterránea es el teatro de «movimientos sociales y políticos increíbles». Una región que comparten 800 millones de personas con un destino común «tenemos desafíos comunes que afrontar: la paz, la protección del medio ambiente, el acceso al agua potable y el desarrollo sostenible» ha dicho y ha exhortado a la Comisión Europea a que le proporcione el sostén financiero y político que merece.