Miles de personas llegan a la isla italiana de Lampedusa desde Túnez, justo cuando se cumple un mes de la salida del presidente Ben Alí. Roma pide 100 millones de euros para afrontar la situación y acusa de lenta a la UE en su reacción.
La comisaria de Interior de la Comisión Europea, Cecilia Malmstrom, no sale de su asombro «Tuve contactos personales con las autoridades italianas desde el sábado y les pregunté si necesitaban nuestra ayuda para afrontar esta situación excepcional. Su respuesta fue clara: No gracias, no necesitamos la asistencia de la Comisión Europea en este momento». Las posteriores declaraciones a la prensa de algunas autoridades italianas tachando de burócrata y lenta a la Comisión Europea han sorprendido a la comisaria. A pesar del rechazo italiano, Frontex y la Oficina Europea de Apoyo al Asilo están preparados para acudir si Italia lo solicita.
El ministro italiano de Interior, Roberto Maroni, miembro de la Liga Norte, un partido hostil a la inmigración, no cesa de repetir que Túnez «está a la deriva» y ha ofrecido desplegar a policías italianos en aquel país. Algo que ha rechazado el ministerio de Asuntos Exteriores tunecino aludiendo a injerencia en los asuntos internos de su país.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, ha visitado Túnez este lunes, donde ha apoyado la evolución política y ha dicho que la UE va a desbloquear de forma inmediata 17 millones de euros para ayudar al Gobierno. Antes de 2013 habrá otros 258 millones de euros.
Así mismo, ha anunciado la ayuda activa comunitaria para la organización de una conferencia internacional sobre reformas políticas y económicas en Túnez.
La aportación económica que la UE da a Túnez en la actualidad es de entre 80 y 90 millones de euros al año en concepto de ayudas no reembolsables. El Banco Europeo de Inversiones (BEI), por su parte, otorgó en 2010 un préstamo de 500 millones de euros para infraestructuras.