Uno de los puntos esenciales que marcan la evolución de la economía de los estados miembros de la UE es el de la innovación. Un tema olvidado durante décadas por muchos países, pero que cada vez tiene más relevancia, sobre todo en época de vacas flacas, como una de las soluciones para dar oxígeno a la economía, como están haciendo con mejores resultados Estados Unidos y Japón. Bruselas busca fórmulas para que la investigación y la innovación no se quede en los laboratorios y atraiga a las empresas o, lo que es lo mismo, más participación del sector privado.
Para ello, la Dirección General de Empresa e Industria de la Comisión Europea rediseñó en octubre de 2010 el «Cuadro europeo de indicadores de innovación», un estudio para comprobar la evolución en materia de innovación de los diferentes estados miembros de la Unión Europea. Lo hizo bajo el nombre de «Unión por la Innovación» y cuyo responsable es el Centro de Investigación económica y social y de formación sobre innovación y tecnología de Maastricht (UNU-MERIT).
¿Cómo se mide la innovación?
Este marcador mide veinticinco indicadores relacionados con la investigación y la innovación de los veintisiete Estados miembros de la UE, más Croacia, Serbia, Turquía, Islandia, Macedonia, Noruega y Suiza. Lo que hace es agrupar dichos indicadores en tres grandes categorías. Por un lado los llamados «habilitadores» que son los pilares básicos que permiten que tenga lugar la innovación. Son los recursos humanos, la financiación y apoyo o los sistemas de investigación abiertos y de calidad. Por otro, las «actividades de las empresas» que muestran el grado de innovación de las empresas europeas (inversiones de las empresas, vínculos y emprendimiento, y activos intelectuales) y para finalizar los «resultados tangibles», es decir, los beneficios para la economía en su conjunto (innovadores y efectos económicos).
La UE destaca en el sector público pero falla en el privado, sobre todo en patentes
Según el estudio y pese a los avances en la materia, la Unión Europea no está consiguiendo eliminar de forma sustancial su desventaja respecto a EEUU y Japón e incluso Brasil, una de las nuevas grandes potencia, amenaza con superarle en fechas no muy lejanas, al igual que China.
Los mayores problemas para la UE de los 27 aparecen en la categoría de actividades de las empresas donde se nota un destacado retraso, sobre todo en el sector privado, en lo que se refiere a las publicaciones conjuntas público-privadas, el gasto empresarial en I+D y, en comparación con Japón, en patentes PCT (Tratado de Cooperación en materia de Patentes).
Desde el seno de la Unión, los comisarios especialistas en la materia han hecho un llamamiento a los estados para que inviertan más en innovación que, pese a que lo están haciendo en tiempos de crisis con reajustes económicos, no es suficiente. «El marcador muestra que tenemos que incrementar nuestros esfuerzos para hacer que Europa sea más innovadora a fin de alcanzar a nuestros principales competidores y recuperar la senda de un crecimiento robusto y sostenible», ha declarado el vicepresidente Antonio Tajani, Comisario de Emprendimiento e Industria. Por su parte la Comisaria de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn ha puesto de manifiesto «la situación de emergencia que vive Europa en materia de innovación. La innovación es tan esencial para una economía moderna floreciente como el agua para la vida. Es un elemento esencial de la elaboración de la política económica y es la principal manera en que las economías crean empleo».
Expertos en Innovación han aconsejado que las prioridades de los diferentes países miembros deberían centrarse en realizar mejoras en los siguientes puntos:
- Crear unas condiciones reglamentarias y otro tipo de condiciones marco que fomenten el incremento de la inversión privada
- Facilitar la explotación de los resultados de la investigación por el sector empresarial, especialmente mediante un sistema de patentes más eficaz
- Avanzar en el destacado retraso respecto a los ingresos del extranjero por licencias y patentes, ya que estos constituyen un importante indicador de dinamismo económico
- En la evidente necesidad de mejorar el modelo económico y el funcionamiento del mercado interior del conocimiento protegido en la UE.
Mejorar estas deficiencias ayudaría a producir un mayor número de patentes de gran impacto en la UE, que son aquellas que generan ingresos importantes procedentes de terceros países, respecto a los EE.UU y Japón. El no producirlas provoca que no se esté posicionando lo suficientemente bien en sectores de gran crecimiento mundial.
Pero no todo son noticias negativas en el terreno de la innovación, ya que la UE adquiere ventaja respecto a los EE.UU en gasto público, en I+D y en exportaciones de servicios intensivos en conocimiento, así como en el número de personas que completan la educación terciaria.
Durante los cinco últimos años, el mayor crecimiento de indicadores de innovación en la Unión se ha producido en sistemas de investigación abiertos, excelentes y atractivos (publicaciones científicas conjuntas internacionales, publicaciones de gran impacto y doctorados no pertenecientes a la UE) y en activos intelectuales (marcas comunitarias, patentes PCT y dibujos.
Más y menos innovadores dentro de la UE
Por países, los líderes de la innovación son Dinamarca, Finlandia, Alemania y Suecia que presentan unos resultados muy superiores a los de la media de la UE, con un 20% superior a la media.
En el segundo escalafón, como seguidores de la innovación nos encontramos con Austria, Bélgica, Chipre, Estonia, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Eslovenia y el Reino Unido con unos resultados próximos a los de la media y con un 10% de ratio positivo.
Con muchas tareas por delante y con tasas que oscilan entre el 10 y el 50% menos que los países más avanzados encontramos a Croacia, República Checa, Grecia, Hungría, Italia, Malta, Polonia, Portugal, Eslovaquia y España, que se sitúa en el puesto 18º de 27. Y para finalizar Bulgaria, Letonia, Lituania y Rumanía cuyas tasas en innovación brillan por su ausencia.
España dedicó en 2009 el 1,38% de su Producto Interior Bruto (PIB) a Investigación y Desarrollo (I+D+i), según datos de Eurostat, mantenido así la gradual progresión iniciada con el 0,91% de 2001. La inversión no garantiza mejorar en la lista porque los demás también se mueven, cada cual a su ritmo para dar como resultante que los 27 destinaron el 2,01% del PIB en 2009, frente al 1,86% del 2001.
Los estados deben ser conscientes de las pautas y consejos que marcan el nuevo marcador de la Unión por la Innovación que tiene como objetivo ayudar a los Estados miembros a identificar sus ventajas y sus carencias y a mejorar los resultados en materia de innovación, una pieza clave para el futuro, menospreciada en el pasado y que podría suponer el sustitutivo ideal de un sistema empresarial y económico que, con crisis como la actual, ha demostrado grandes debilidades