El último informe de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) de 2010, ha revelado que el 97% de las muestras de alimentos analizadas en los Veintisiete Estados de la UE, más Islandia y Noruega, están dentro de los límites máximos de residuos (LMR) permitidos en la legislación europea. Las autoridades europeas analizaron más de 77.000 muestras de 500 tipos de alimentos diferentes, tanto crudos como procesados.
El informe de la EFSA, publicado esta semana, es el cuarto estudio anual sobre los plaguicidas y sus resultados muestran que solo el 1,6% del total de muestras analizadas supera los límites legales europeos de residuos químicos, a lo que añaden que la exposición a largo plazo de los consumidores no plantea problemas de salud. El informe destaca que las tasas más bajas de LMR se encuentran en alimentos de origen animal, con un 0,1% de muestras que exceden los límites, mientras que las tasas de LMR para los alimentos importados a la UE, Noruega e Islandia, fueron más de cinco veces superiores a las encontradas en los productos alimenticios producidos en estos países, con un porcentaje de presencia de residuos por encima de los límites del 7´9%.
«Este informe anual sobre residuos de plaguicidas contiene importantes recomendaciones para mejorar la vigilancia a nivel nacional y de la UE. Permite a los gestores de riesgos tener una información más precisa y relevante para tomar decisiones», ha dicho Fontier Herman, jefe de la unidad de pesticidas de la EFSA.
Lavar bien lechugas, melocotones y fresas
En total, la EFSA de 2010 ha detectado residuos de 328 tipos diferentes de pesticidas en los productos seleccionados por los expertos como más representativos de la dieta en Europa. Los productos analizados en este grupo eran manzanas, repollos, puerros, tomates, melocotones, peras, fresas, leche, avena y carne de cerdo y para ese año se trabajaba con casi 12.200 muestras de alimentos.
El análisis de los resultados confirma que 197 (1,6%) de las 12.168 muestras sobrepasaron el límite, mientras que en 5.802 (47,7%) se encontraron residuos mensurables pero en cantidad inferior o igual al LMR. En 6.169 de las muestras (50,7%) no se encontraron residuos de plaguicidas medibles. De acuerdo con los resultados de los últimos cuatro programas de la UE (2007 a 2010), el porcentaje de muestras que superan los LMR es bastante estable, con pequeñas variaciones, el 1,6% de muestras que exceden los límites legales de este periodo de referencia está dentro de la horquilla entre 1,2% hasta el 2,3% detectada hasta el momento.
Sin embargo, siempre es bueno tomar precauciones porque hay ciertos alimentos en los que se ha detectado un aumento del porcentaje de plaguicidas y conviene lavarlos más concienzudamente. Los melocotones tuvieron el mayor porcentaje de muestras con restos de plaguicidas detectables, seguidos por las manzanas y las fresas. Según el informe, el porcentaje de muestras que exceden los LMR ha aumentado entre 2007 y 2010 para los siguientes cultivos: puerro, lechuga, avena y tomate.
Por contra, la mayoría de los alimentos de origen animal están libres de residuos detectables (87,3% de las muestras registraron datos por debajo de los límites de medida). En total, 43 pesticidas diferentes se han encontrado en los productos de origen animal, los más frecuentes el DDT y el HCH, que se detectaron en el 13,4% y el 11,6% de las muestras analizadas. Estas sustancias se consideran «contaminantes orgánicos persistentes» con tendencia a acumularse en la grasa de la matriz de la hembra. En la UE está prohibido el uso de estos plaguicidas.
Cómo influye en la salud
Como parte de su análisis, la EFSA está probando un enfoque basado en la exposición de la dieta a estos pesticidas en función del llamado «riesgo acumulativo», que tiene en cuenta los efectos potenciales de la combinación de múltiples productos químicos con propiedades toxicológicas similares.
El informe de la Unión Europea 2010 ha llegado a la conclusión de que los residuos químicos en las muestras analizadas no presentan riesgo a largo plazo para la salud del consumidor. Al evaluar los efectos agudos a corto plazo, el informe mostró que el riesgo no se puede excluir en un 0,4% de las muestras, una conclusión basada en la peor de las situaciones, es decir, que el mayor consumo de la dieta sea del producto que contiene índices más altos de cada uno de los pesticidas analizados.
El objetivo principal de este programa piloto de «riesgo acumulativo» es evaluar (para mejorar) la forma en que los Estados miembros informan de los datos de análisis. En este sentido, la EFSA ha reconocido que las autoridades nacionales deberían mejorar la recopilación de datos y la metodología para reducir significativamente las incertidumbres en los resultados.
«La evaluación del riesgo acumulativo está basada en un análisis profundo y en la comprensión de los diferentes tipos posibles de toxicidad combinada de los productos químicos en los alimentos. Se requieren metodologías sofisticadas para tratar y combinar esta cantidad tan importantes de datos. Por ello, el programa piloto usado en el último informe se centra en la metodología en lugar de en los resultados que, actualmente, sufren de un alto grado de incertidumbre», dice el jefe de la unidad de pesticidas de la EFSA.
El herbicida más famoso es más peligroso de lo que se creía
Once organizaciones, entre las que se encuentran Amigos de la Tierra, la Confederación de Consumidores y Usuarios (CEACU) o la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, acaban de firmar un comunicado denunciando los peligros del uso del GLIFOSATO, el principio activo de muchos herbicidas, y en concreto del más usado en todo el mundo, el RoundUp de la multinacional Monsanto. A pesar de que se ha distribuido como «herbicida benigno», los últimos estudios confirman que su uso generalizado puede causar graves consecuencias en sistemas agrarios emblemáticos como el olivar andaluz, el cítrico valenciano, e incluso pasar a las acequias de riego y contaminar patios escolares y jardines públicos.
Un reciente estudio de la Universidad de Caen (Francia), publicado en la revista científica Toxicology prueba la alta toxicidad de un componente llamado POE-15 (Tallowamina Polietoxilada) frecuente en los herbicidas con glisofato como estabilizante de este componente y coadyudante para su penetración en el tejido de las plantas, disolviendo su superficie encerada y penetrando en las células vivas.
Las organizaciones ecologistas, de agricultores y consumidores califican como «inadmisible» que la composición exacta del RoundUp y similares esté calificada como confidencial y que en las etiquetas no se especifique el uso de coadyudantes como el POE-15, a menudo caracterizados toxicológicamente como «inertes». El estudio citado por estas organizaciones ha sido realizado por CRIIGEN, dentro de la Red Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Medioambiental y demuestra una toxicidad adicional de ese tipo de pesticidas con respecto a la que ocasiona el glifosato puro.
Según el estudio, para declarar como seguro el uso comercial de un herbicida tipo RoundUp, las agencias sanitarias y ambientales y las empresas fabricantes de pesticidas, evalúan los efectos del glifosato puro en los mamíferos pero no los efectos de las «formulaciones», es decir, los efectos del glifosato potenciado por coadyuvantes como el POE-15. Como consecuencia de las evaluaciones de control actuales así como el nivel máximo autorizado de residuos en el medio ambiente, los alimentos y el pienso son, para los denunciantes, insuficientes.
El herbicida que acompaña a los cultivos transgénicos
El glifosato se extiende por todo el mundo gracias a los cultivos transgénicos puesto que una de las modificaciones genéticas más extendidas en las plantas transgénicas es precisamente transformarlas en tolerantes a este herbicida. Así, al fumigar un campo con glifosato toda planta muere, excepto las transgénicas. Los estudios mencionados sobre la toxicidad del glifosato y sus coadyuvantes llegan en un momento crítico para la población europea puesto que en estos momentos en la UE se está debatiendo la autorización de nuevos cultivos transgénicos resistentes al glifosato. Las organizaciones que firman esta denuncia, exigen que dichos estudios se tengan en cuenta.
La Sociedad Española de Agricultura Ecológica recalca que no sólo se deben cuestionar las autorizaciones de herbicidas de este tipo o los cultivos transgénicos que necesitan de su aplicación, sino que los propios métodos y procedimientos de evaluación y autorización deben revisarse por completo. Esta revisión debe llevarse a cabo de una forma transparente e independiente que incluya las distintas posiciones de la comunidad científica. Y añaden la petición de que toda la información referente a los efectos de los herbicidas en la salud esté garantizada por ley.
Las organizaciones cuestionan en su escrito «un modelo de producción regido por intereses exclusivamente corporativos y económicos y que no se enfocan a garantizar un derecho humano básico como es el derecho a una alimentación sana y suficiente». En relación con ésto, se expresaba Olivier de Schutter, máximo relator de Naciones Unidas para el derecho a la Alimentación, que afirma que la agroecología es un modo de desarrollo agrícola que da resultados para avanzar rápidamente hacia la concreción de ese derecho humano. Este modelo agroecológico es, según él, incompatible con herbicidas y transgénicos.