El G-20 reúne a los gobiernos de Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía, además de las autoridades de la Unión Europea (UE).
Precisamente, la UE y sus aliados siguen en conflicto con los grandes países en desarrollo, como China, Kenia y las naciones unidas en IBSA (India, Brasil y Sudáfrica), por un programa sobre el que los ministros tendrán que ponerse de acuerdo durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se realizará en diciembre en Ginebra.
Hasta ahora no ha habido consenso sobre cómo debe ser el programa que atienda los males endémicos que enferman a la OMC en especial para cumplir con las promesas de la Agenda de Desarrollo de Doha, coinciden varios diplomáticos.
La Agenda de Doha fue lanzada hace 10 años con el objetivo de corregir desequilibrios y asimetrías históricas del sistema mundial de comercio. Fue pensada para permitir que los países más pobres pudieran integrarse.
La UE y sus aliados, incluida Suiza, pretenden que los líderes del G-20 instruyan a sus ministros de Comercio para que aprueben la agenda «ambiciosa» que permitirá que la OMC sea un órgano activo.
«La postura de la UE cuenta con el apoyo de hecho del director general de la OMC, el francés Pascal Lamy, quien quiere una agenda ampliada», señaló un diplomático cercano a las negociaciones.
«Varias delegaciones quieren que los nuevos enfoques sean consistentes con el mandato de Doha, dando a entender que la OMC puede cumplir su papel de ofrecer una respuesta a los desafíos globales, como mantener a raya los intentos de proteccionismo», declaró Lamy a los miembros del Consejo General de la organización la semana pasada.
Lamy no mencionó la cantidad exacta de delegaciones ni su integración, pero se refería principalmente al pequeño grupo de países encabezados por la UE, indicó el diplomático de IBSA.
El director general de la OMC participará en la cumbre del G-20 y, con seguridad, promueva allí su agenda como forma de revitalizar la organización. Pero a China y al IBSA no les interesa una agenda ampliada.
Al no haber cumplido los objetivos en materia de desarrollo de la Agenda de Doha, esos países se preguntan por qué deberían abandonar la única promesa de las negociaciones para embarcarse en un nuevo programa. El principio acordado es de no aprobar nada hasta que no se haya aceptado todo el paquete. Hay diferentes perspectivas al respecto, en especial entre la UE, IBSA y China.
»No le decimos al público la verdad sobre en qué estamos y cómo los miembros deben hacer un esfuerzo colectivo para recuperar la credibilidad de la organización», señaló el embajador Roberto Azevedo, representante de Brasil ante la OMC.
Azevedo no está de acuerdo con ciertas demandas específicas de la UE, como la temprana concreción de asuntos específicos, la facilitación comercial y las mejoras al Acuerdo de Solución de Diferencias.
«Caracterizar asuntos extremadamente difíciles como áreas en las que se podría obtener un resultado para un acuerdo temprano no refleja la situación real y nos conducirá hacia más fracasos al tratar de cumplir con una promesa realista», nos dijo.
IBSA y China adoptaron posiciones comunes respecto a la Agenda de Doha, entre otros asuntos.
China apoyó la última declaración de IBSA, divulgada el 19 de octubre, en la que reitera el compromiso del grupo con el objetivo de la Agenda de Doha de atender a las desigualdades centrales y el ambiente disparejo que genera problemas para los países más pobres. El gigante asiático, por su parte, quiere asegurarse que haya consecuencias sólidas sobre el paquete de desarrollo.
El surgimiento del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) generó un movimiento tectónico, aun en la OMC. Rusia no se ha incorporado a la organización, pero el resto presenta estrategias comunes en materia de desarrollo al mandato de Doha.
»Las demandas actuales de la Ronda de negociaciones de Desarrollo de Doha reflejan un desequilibrio en el sentido de que hay demasiado lugar para las sensibilidades de los países ricos en materia de agricultura, además de reclamos injustos a los países en desarrollo como abrir su mercado en el sector industrial y en el de servicios», reza la declaración.
Los países industrializados cambiaron los términos de las negociaciones de Doha en los últimos tres años, sin atender las cuestiones centrales. Parecen decididos a sacar el mayor provecho con recortes drásticos a productos industriales y la ampliación del acceso al mercado de servicios de China, India, Brasil y Sudáfrica a cambio de magras concesiones como reducir sus subsidios y permitir el acceso al mercado de productos agrícolas.
En el polo opuesto, la UE divulgó un «documento oficioso» para la cumbre del G-20 en Cannes, el mismo día que IBSA publicó su declaración. El texto obtenido por IPS no menciona «los altos niveles de proteccionismo ni los subsidios a la agricultura en los países ricos», como reclaman los líderes de las potencias emergentes.
Todavía prevalecen un alto grado de proteccionismo y un apoyo económico de decenas de miles de millones de dólares a la agricultura en los países de la UE y varios más que están a la defensiva, como Japón, Suiza y Noruega, entre otros, que deberían hacer más al respecto.
La UE se defendió diciendo que es «nuestra iniciativa» y otros pueden discutir sus propias propuestas. «Estamos abiertos a las ideas de otros miembros», dijo el embajador Angelos Pangratis, representante de la UE. «Por cierto que esperamos que haya otras iniciativas», añadió, sugiriendo que a la Comisión Europea le gustaría que se discutieran los temas que propone.