En el Instituto Marino de Irlanda se ha firmado la Declaración de Galway sobre cooperación en el océano Atlántico. La comisaria de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn, ha afirmado que «el enorme potencial económico del Atlántico sigue en gran medida sin explotar. Quizá sepamos más sobre la superficie de la Luna y de Marte que de los fondos marinos» por eso considera tan importante esta alianza que puede contribuir al control de problemas como el cambio climático o la seguridad alimentaria.
El acuerdo reconoce que la investigación sobre el Atlántico tendrá más eficacia si existe una coordinación transatlántica en observación oceánica; en la puesta en común de datos de temperatura, salinidad o acidez; en la coordinación de las infraestructuras de observación, como boyas de medición o buques de investigación; en el cartografiado del fondo marino y del hábitat bentónico; en la movilidad de los investigadores y en la determinación de las prioridades de investigación.
La Unión Europea ha invertido ya desde 2002 más de dos mil millones de euros en más de mil proyectos de investigación marina como:
ice2sea de cuatro años de duración y con un presupuesto de 10 millones EUR, para predecir el impacto que el deshielo puede tener en los niveles del mar en el litoral Europeo
Los proyectos MyOcean, de seguimiento y previsión, dotados con un presupuesto de 62 millones de euros.
El proyecto Euro_Basin de cuatro años de duración y con un presupuesto de 7 millones EUR, dirigido a conocer mejor los procesos que tienen lugar a nivel de cuenca y que repercuten sobre los ecosistemas del Atlántico norte, desde el cambio climático natural hasta las presiones ejercidas por los seres humanos.
Con los proyectos EuroFleets, la UE busca una alianza entre las flotas de investigación.
Además la UE acaba de presentar el Plan de Acción para el Atlántico, que tiene por objeto revitalizar la economía marina y marítima en la cuenca atlántica de la UE.
Para la Unión son muy importantes los proyectos de investigación del cambio climático. El Atlántico norte es uno de los motores más importantes para la circulación oceánica mundial. La variabilidad del clima global está provocada, en gran parte, por los cambios en la superficie del mar en esa zona y la calidad de las predicciones climáticas depende de un buen conocimiento de las temperaturas superficiales del mar del Norte y de la distribución del hielo marino.
Las investigaciones han demostrado, por ejemplo, que la disminución de la extensión del hielo del mar y el calentamiento del Ártico han motivado una emigración más al norte de las especies de peces más importantes del Atlántico.
Pero también hay otros proyectos para identificar productos marinos efectivos en el tratamiento del cáncer. El cultivo de hongos marinos para producir de una manera eficiente, evitando daños en el medio ambiente, productos naturales en laboratorio para medicamentos que luego se podrán cultivar a gran escala.
En 2016 finalizará el proyecto PHARMASEA, que trata de identificar, en ambientes extremos, nuevas cepas microbianas marinas y evaluar su potencial para utilizarlas en la fabricación de medicamentos, antibióticos, alimentos o cosméticos.
Científicos de España, Reino Unido, Bélgica, Noruega, Irlanda, Alemania, Italia, Suiza y Dinamarca trabajan juntos recogiendo muestras de lodo y sedimentos de enormes áreas sin explotar en el océano. Es un gran proyecto que durará 4 años con una ayuda de más de 9,5 millones de euros de la UE que reúne a 24 socios de 14 países de la industria, el mundo académico y organizaciones sin ánimo de lucro.